UNA COSA

“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Salmo 27:4).
 
Lectura: Salmo 27:1-6.
 
            El salmista está imaginando el peor escenario posible: todos los malignos, angustiadores y enemigos juntados en su contra para acabar con él y además un ejército acampado contra él para destruirlo, pero tal es la confianza que tiene en Dios que no siente miedo en absoluto. Lo único que desea es estar cerca de Dios. Lo demás ni siquiera lo mueve. Él lo expresa en estas palabras: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (27:4). El salmista solo pide una cosa, pero espera mucho más de Dios que una sola cosa, y lo tendrá, porque la confianza en Dios siempre viene acompañada de una multitud de bendiciones: protección, liberación, y exaltación: “Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean” (27:5, 6). Todo esto es el resultado de su confianza en Dios. Claro, ¡el que confía en Dios no sale perdiendo! Dios es lo primero que deseamos, y lo demás viene por añadidura.
 
            En el Nuevo Testamento Jesús dijo lo mismo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33). ¿Qué cosas? Comida, bebida, y ropa para vestirnos. Los que no conocen a Dios buscan estas cosas como prioridad, pero el creyente busca a Dios primero, y lo demás Dios se lo provee.
 
            Y el apóstol Pablo presenta la misma idea: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”  (Romanos 8.32). ¿Y qué son todas estas cosas? La defensa contra todos nuestros enemigos: “Si Dios es por todos nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31). Y también todas las bendiciones espirituales: Cristo intercede por nosotros, y nos ama con un amor que supera todos los obstáculos y dificultades: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (8:37). No hay nada que nos pueda separar del amor de Dios, y teniendo el amor de Dios, tenemos todas las cosas.
 
            El apóstol Pedro también afirma que todo lo que pertenece a la vida espiritual nos viene dado juntamente con la salvación en Cristo. Teniendo a Jesús sabemos que: “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3).
 
            El salmista lo resume de esta manera: “Yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y porción es Dios para siempre”

Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.