PARA QUE NO CODICIEMOS

“Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas estas cosas sucedieron para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron” (1 Corintios 10:4-6).
 
Lectura: 1 Cor. 10:1:6-12.
 
En esta lectura el mismo versículo está repetido dos veces: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escitas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (10:11). Esto es para que tomemos nota.
 
Todas las cosas que desearon, que Pablo llama “malas”, eran cosas legítimas. Desearon carne, desearon pan y desearon agua. Entonces, ¿dónde está el problema? El problema es que no creyeron que Dios los iba a suplir. Se quejaron, y dijeron a Moisés: “Danos esto”.
 
Moisés, por supuesto, no podía hacer que el pan cayese del cielo, no podía producir agua, ni podía traerles carne. Estaban exigiendo de Moisés lo que solo Dios podía suplir. Y lo mismo es cierto de nosotros. Todas las cosas legítimas que necesitamos, Dios ha prometido dárnoslas, si buscamos primeramente su reino y su justicia: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os será añadidas” (Mat. 6:31-33).
 
Hay muchas cosas que necesitamos, cosas materiales, cosas espirituales y cosas físicas. Así pues, ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a quejarnos y exigir, o vamos a mirar a Dios y decirle lo que necesitamos? ¿Vamos a decirle que necesitamos amistades, decirle que necesitamos comunión con otros creyentes, decirle que necesitamos recibir de su Palaba, decirle que necesitamos que nuestras almas sean satisfechas, y mirar a Él para que nos los dé, o vamos a esperarlo de otras personas que no pueden darnos lo que realmente necesitamos?  
 
¿Vamos a quejarnos porque no lo tenemos, vamos a ponernos insoportables debido a lo que exigimos, o vamos a alzar nuestros ojos a cielo y decir: “Señor, tú sabes lo que necesito y lo voy a recibir de ti? Voy a recibir de ti los cuidados que necesito, la ayuda que necesito, las amistades que necesito, la comida que necesito, la inspiración que necesito y la plenitud que necesito. Alzamos nuestros ojos al cielo y lo recibimos de tu mano”. Y esto es lo que Dios desea de nosotros.  
 
Padre, ¿estoy buscando de otros lo que solo tú puedes darme? ¿Tengo fe para recibir de ti lo que realmente necesito? ¿Estoy buscando primero las cosas que pertenecen a tu reino y procurando una vida de justicia personal? Esto es lo que más deseo. Te pido que inclines mi corazón a estas cosas, y espero de ti todo lo demás. Gracias, Padre, que me lo darás. Amén.

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