Seguimos con ejemplos de personas que caminaron con Dios:
Abraham. El Señor se refería a Abraham como su amigo. Dios lo llamó al paseo de toda una vida. Él pasó toda la vida andando con Dios para llegar a la Tierra Prometida. ¿Al final llegó? No, nunca, porque la Tierra Prometida no está en este mundo. Son los cielos nuevos y la tierra nueva que todavía quedan por venir. Es la Nueva Jerusalén que desciende del Cielo, el Reino de Dios. Pero Abraham sí que llegó a conocer a Dios, y Dios lo hizo heredero del mundo entero (Romanos 4:13).
Los discípulos de Jesús. Ellos caminaron con Jesús literalmente. Lo siguieron cuando Él estaba aquí en la tierra. Después cuando Él ascendió al cielo, motivados por amor a Jesús, ellos evangelizaron al mundo entero, y esto a tremendo coste personal, finalmente poniendo sus vidas por Él. Pero les parecía poco, tan grande fue su pasión por Él.
El apóstol Pablo. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13, 14). Pablo fue constreñido por amor a Dios. El propósito de su vida fue conocer a Cristo y darle a conocer al mundo.
Necesitamos un propósito en la vida más grande que nosotros mismos, un propósito que nos desafíe, que nos inspire, motive, satisfaga, llene y apasione. Este propósito es conocer el amor de Cristo, es conocer a Dios, impulsado por amor hacia Él. Esto es lo que Dios quiere: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme” (Jer. 9:23, 24). Esto es lo que Dios quiere, que lo entendamos y lo conozcamos. Dios es vasto. ¿Cómo podemos pretender llegar a una meta tan alta? Sólo si Dios condesciende para ayudarnos. Nos ha dado la promesa de que si lo buscamos de todo corazón lo hallaremos: “Si de todo corazón me buscáis, me hallaréis” (Jer. 29:13). Se dejará hallar por nosotros. Saldrá a nuestro encuentro. Este versículo ha sido puesto a música por Mendelssohn, en su oratorio “Elías” y lo cantábamos en el coro de la iglesia donde yo iba de pequeña. Me encantaba la música y la letra me cautivó. Llegó a ser el deseo de mi vida. Yo todavía estoy buscándolo y hallándolo; amándolo y siendo amada por Él. ¿Y tú? ¿Oyes esta llamada? ¿Respondes?
Si quieres un propósito que llene toda tu vida, este es. Es conocer a Dios, amarlo, y dejar que Él te ame a ti como Él quiere amarte.
Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.