EL AMOR ES ETERNO

 

“El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8).
 
Lectura: 1 Cor. 13: 4-8.
 
            Una hermana nos escribe consternada. ¿Cómo puede decir la Biblia que el amor nunca deja de ser cuando ella ha experimentado todo lo contrario? Amaba mucho a un familiar suyo durante años y con mucha intensidad cuando, de repente, éste ha mostrado sus verdaderos colores. Ha traicionado a su familia, los ha engañado, estafado, perjudicado, calumniado, acusado falsamente para sacar dinero de ellos por vía legal, y ha hecho todo lo que estaba en su poder para destruirlos. Se ha mostrado falso, ruin, mezquino, innoble, egoísta, delincuente y desalmado. Todo el amor que ella tenía por él se ha ido. El amor entre ellos no se ha mostrado eterno. ¿Qué pasa?
 
            Pues que el amor que tenía por él no se basaba en la realidad. Se basaba en apariencias, en sentimientos mal fundados y criterios muy humanos, en una falta de información, percepciones inexactas, e ideas románticas. Faltaba realismo. Esta clase de amor es perecedero. En contraste está el amor de Dios que se basa en Su misma Persona, en el verdadero conocimiento de cómo somos, en la verdad. Él nos ama sabiendo lo podridos que estamos. Sabe lo que hay en nosotros, lo que somos capaces de hacer dada la oportunidad, conoce el alcance de nuestra ruina y la maldad que yace escondida en las profundidades de nuestro ser, y, a pesar de todo esto, nos ama, porque sabe lo que su gracia es capaz de hacer en nosotros, y comprende hasta qué punto la sangre de Cristo nos puede limpiar de toda maldad. Nos ve tal como somos, en toda su cruda realidad y ya tenía el remedio preparado antes de crearnos. Si una persona no quiere este remedio, Dios le da la libertad de elegir su camino, aun si es la perdición, pero aún así no deja de amarla.  
 
            ¿Cómo afecta esto a la hermana con el familiar corrupto? Habiendo visto a esta persona tal como es, puede amarla, si quiere, con el amor de Dios hacia los pecadores empedernidos. Tendría que reconocer las limitaciones de su amor anterior, y su incapacidad de amar como Dios ama, y cambiar su amor frágil, humano, y limitado por el eterno amor de Dios. Antes tendría que ser honesta en cuanto a cómo es él, perdonarlo, dejar el juicio en manos de Dios, y empezar a amarlo desinteresadamente, por amor a su alma. Incluso podría empezar a orar por su salvación. ¡Esto sería una obra de la gracia de Dios!  
 
            Dios amaba a su Israel perverso. Su paciencia se acabó con su pecado y finalmente lo disciplinó por su adulterio espiritual, pero nunca dejó de amarlo y ofrecerle salvación: “En aquel tiempo (después de la derrota de Jerusalén), dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo. Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prologué mi misericordia. Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas” (Jer. 31:1-4). El amor de Dios castiga, sana, restaura y alegra. Con este amor has sido salvo tú. Ten fe en lo que el amor de Dios es capaz de hacer por otros.   

    

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