¿DÓNDE ESTÁN PUESTOS NUESTROS OJOS?

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1, 2).
 
Lectura: Heb.11:36-12:3.
 
            Habiendo hablado de la vida de fe, tanto de los que vieron milagros (Heb. 11:7-35), como los que no los vieron (Heb. 11:36-38), el autor del libro de los Hebreos, pone el ejemplo supremo de la vida de fe, el Señor Jesús, que no miró a sus circunstancias para tener paz, sino a las promesas de Dios en cuanto a lo que el futuro aguardaba para Él, y ahora procede a hablarnos del resultado de su fe. Nos insta a mirar y emular su ejemplo, nos habla de todo lo malo que Él pasó por el camino al cielo, y nos dice que aún no lo hemos pasado tan mal como Él, pero si lo tuviésemos que hacer, cobraríamos ánimo y llegaríamos con bien a nuestro destino prometido.
 
            Aquí tenemos un himno que versa sobre nuestra necesidad de poner los ojos en Jesús, no como una experiencia mística, sino como ejemplo de cómo hemos de vivir:
 
No miro atrás; Dios conoce los esfuerzos infructuosos,
las horas desperdiciadas, el pecado, los profundos remordimientos.
Se lo dejo todo a Él, que borra el registro,
perdona con gracia y luego olvida.

 
No miro hacia adelante; Dios ve todo el futuro,
el camino que, corto o largo, me llevará a casa,
y Él confrontará conmigo todas sus pruebas
y llevará por mí las cargas que puedan venir.

 
No miro a mi alrededor; entonces me asaltarían los temores,
tan salvajes son las olas de los mares ingobernables de la tierra,
tan oscuro el mundo, tan lleno de dolor y maldad,
tan vana la esperanza de consuelo y de facilidad.

 
No miro hacia dentro; eso me haría miserable,
porque no tengo nada en qué apoyar mi confianza.
Sólo veo mis fracasos y mis ofensas,
y mis débiles esfuerzos desmoronándose.

 
Pero miro arriba hacia el rostro de Jesús,
porque allí mi corazón puede descansar, mis temores se aquietan,
y hay alegría, amor, y luz en lugar de oscuridad;
hay paz perfecta y toda esperanza cumplida.
 

    

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