DIOS Y LOS COLORES

 

“Dios es luz, y en él no hay ninguna tiniebla” (1 Juan 1:5 B.T.).
 
Lectura: Salmo 33:6, 7.
 
                      Dios es luz, y luz significa color. La luz está compuesta de todos los colores del arco iris, y la creación de Dios es como Él, llena de colores. Lo vemos en los peces, las aves, las flores, los insectos, y aun en la misma tierra. Cuando vas al acuario y ves los peces tropicales te sobrecoge la multitud de colorido que se presenta delante de tus ojos. El suelo del océano está lleno de colores, los colores de los corales y esponjas del mar nos quitan el aliento, nos quedamos admirados y transpuestos con el fondo del mar, y cuando pensamos que hasta hace poco el hombre no tenía medios de verlo, que solo lo veía Dios, ¡que Dios lo creó para su propio placer!, para disfrutar de su creación, cuando nos damos cuenta de todo esto, aprendemos algo más de Él: que Dios es espléndido. “Entonces dijo Elohim: Bullan las aguas seres vivientes y ave que vuele sobre la tierra en la expansión de los cielos. Y creó Elohim los grandes monstruos marinos y todo ser vivo que repta, que produjeron las aguas, según su especie, y toda ave alada según su especie, y vio Elohim que estaba bien (Gen. 1:20, 21).
 
                      Cuando vamos al aviario nos pasa lo mismo. Nos quedamos boquiabiertos mirando el derroche de color en los pájaros: canarios, loros, pavos reales, camachuelos, golondrinas, cotorras, escribanos, hasta palomas y gaviotas. En los jardines botánicos solo la variedad de orquídeas nos impresiona. ¡Nos dicen que hay 75.000 variedades de esta planta tan exquisita!  Todos los colores están representados, ¡y esta es una sola flor!  En el reino de los insectos pasa lo mismo. Estos bichos vienen en todos los colores. La inmensa variedad en el colorido de las mariposas nos comunica algo de la hermosura de nuestro Dios. Dios es un Dios de colores.
 
                      “Y vio Elohim todo lo que había hecho, y he aquí estaba muy bien” (Gen. 1:31). Dios hizo todo este colorido porque era un reflejo de cómo es Él, es un artista que disfruta de su trabajo, que se emociona viendo belleza, que se recrea en lo hermoso y le gusta la variedad. Le encantan colores magníficos, espléndidos, llamativos, chillones, pálidos, delicados, sólidos, mezclados, variados, todo es de su grado y refleja su luz.
 
                      Dios es luz y vida, color y actividad, movimiento y vitalidad. El diablo, en cambio, es oscuridad y tinieblas, negrura, penumbra, desorden, confusión y muerte. No es creativo, sino destructivo. Dios mora en luz, crea reflejando luz, disfruta de luz, se recrea en ella, y nos lo dio a nosotros también para disfrutar de ello y para conocerlo a Él a y su belleza. En toda la creación de Dios vemos una extravagancia de colores, todo procedente de la misma mano creadora y todo reflejando la multiforme luz de Dios. ¡Alabémosle por la belleza de su Persona!    

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