“Al que vosotros adoráis, sin conocerle, es a quien yo os anuncio” (Hechos 17:23).
Parece que has dejado de creer en Dios ya desde hace tiempo, no obstante, no puedes renunciar a la lucha por completo, porque siempre queda la duda, y porque la alternativa es aún peor. Si Dios no existe, significaría que tú no eres nada. Si no hemos sido creados por un Ser inteligente y amoroso, entonces no somos más que animales pensantes, y haríamos bien en dedicarnos a satisfacer nuestros deseos básicos bajo el lema: “Defiéndase quien pueda”, es decir, creer en la supervivencia del más fuerte. Nadie puede vivir con esta filosofía sin llegar a ser degenerado: “Te uso para lo que me interesas, y te dejo antes de que me hagas daño”. Siempre hemos de esperar que haya Algo noble, desinteresado, desprendido, deseoso de nuestro bien, sin motivos ulteriores, sacrificado, bondadoso, totalmente fiel, que no nos va a traicionar, que no nos venderá por intereses propios. Buscamos a Alguien que desee nuestro bien sin más.
Como la gente dice, “Tiene que existir un Algo”.
Esto es básico, pero si este Algo es una Fuerza Benigna, y, además, si resulta ser un Ser inteligente que me quiere conocer y tener trato conmigo, si existe Uno que quiere ir abriéndome para descubrir lo que está allí dentro, para que me conozca a través de él, si me valora como personalidad, ¡esto sería fantástico! Y, si encima, quiere darse a conocer, esto ya es el no va más. Vamos a poner que existe un Ser generoso, profundo, razonable y complejo, interesante, ¡aún fascinante!, y también bueno, bondadoso y benigno, Alguien también con personalidad, que tiene vida en los ojos, cuya profundidad es infinita, un Ser que invita a la aventura, extendiendo la mano, para que lo acompañemos en un viaje que nunca tendrá fin, ¿cómo responderías? Si esta Fuerza Infinita resulta ser una Persona y si te dice: “Aquí estoy. Vente conmigo, los dos; me haré igual a ti para que me conozcas, para que nos podamos ir descubriendo el uno al otro, y juntos explorar la inmensidad fuera de nosotros; emprenderemos un viaje interminable de diálogo y comunicación, para conocernos por el camino, ¿te vienes?”; si te dice todo esto, ¿vendrías?
Si resulta que todo esto es no es un ensueño, sino cierto, verdadero y real, si existe la Realidad Ideal, sublime y perfecta, y si resulta ser una Personalidad cercana que quiere tratarte y darse a conocer, ¿te interesa? Si dices que sí, la próxima pregunta es: “¿Cómo comienzo?” Si dices que no, tienes que resignarte a creer que eres un accidente en el cosmos, sin mayor significado, y que tu vida no tiene transcendencia, que cada uno es su propia ley, porque el Bien no existe, por lo tanto, que no importa si haces el bien o el mal, y que, finalmente, estás sola. Estas son tus opciones. ¿Cuál te parece la más atractiva?
Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.