“Ahora bien, el nacimiento de Jesús el Mesías fue así: Estando desposada su madre Miriam con José, antes que se juntaran, fue hallada encinta del Espíritu Santo” (Mateo 1:18, BTX).
Lectura: Mateo 1:1-20.
Si hacemos la lectura de Mateo 1, vemos que la palabra “engendró” sale 18 veces, ¡pero en griego, esta palabra y otras de la misma raíz salen 47 veces! Claramente el tema es el engendramiento: quién engendró a quién, para finalmente hablar de cómo Jesús fue engendrado. Mateo nos da la genealogía de Jesús, su árbol familiar, para mostrar de donde procedió humanamente. La fórmula que emplea es: “Fulano engendró a Mengano, y Mengano engendró a Sultano”; por ejemplo: “Abraham engendró a Isaac, e Isaac engendró a Jacob” (1:2), y Mateo continúa hablando de engendramientos hasta llegar a Jesús. Quiere que sepamos cómo fue engendrado. Esto es vital para saber quién es. ¿Es el hijo de José? ¿Fue engendrado por él? Si lo fue, es un mero hombre. ¿O es el Hijo de Dios? Mateo hace resaltar que su origen fue divino. Nuestra Biblia dice: “el nacimiento de Jesús el Mesías fue así” (1:18), pero en griego la palabra no es “nacimiento” sino “engendramiento”. El texto no está hablando de cómo María dio a luz, sino de cómo ella concibió a Jesús. No se trata de su nacimiento, sino de su concepción. El ángel lo explica a José: “Lo que es engendrado en ella es del Espíritu Santo” (1:20).
Luego Mateo cita la profecía de Isaías: “He aquí la virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que interpretado es: con nosotros Dios” (1:23). La nota en la Biblia Textual pone: “Mateo no usa la palabra “egennesen” = “engendrar”, ni “sullempse” = “concebir”, sino que en el versículo 18 y en el 23, utiliza el mismo registro de la LXX (Is. 7:14) “en gastrí” = “teniendo en el vientre”. Literalmente el versículo 23 reza: “He aquí la virgen en el vientre tendrá y dará a luz un hijo,…”. El ángel lo explicó a María con las palabras siguientes: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo nacido será llamado Santo, Hijo de Dios” (Lu. 1:35).
La importancia de la genealogía es mostrar que Jesús es verdadero hombre, nacido de la línea de Abraham, judío, y descendiente de David, heredero del trono de David, nacido para ser el Rey de Israel, y, a la vez, es verdadero Dios, engendrado por el Espíritu Santo. Mateo selecciona sus palabras con mucho cuidado para transmitir estas verdades. Queda muy claro su mensaje con el texto que cita de Isaías: “con nosotros Dios” (v. 23). Esta es la verdadera identidad del Hijo que María llevaba en su vientre: Dios hecho hombre.
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