SUFRIENDO POR LA INJUSTICIA

 

“Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? Defended al débil y al huérfano, haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado, libradlo de mano de los impíos” (Salmo 82:1-4).
 
Lectura: Salmo 82:1-8.
 
            Este salmo está dirigido a los jueces que se creen dioses y dispensan la justicia según sus propios prejuicios. Tiene el propósito de advertirles que hay un Dios en los cielos contra el cual han pecado. Han quebrantado sus leyes. Llegará el día en que su caso será presentado delante del Juez de toda la tierra, en el cual tendrán que dar cuentas de toda la injustica que han decretado y pagar por las leyes de Dios que han quebrantado. En aquel día Dios les dictaminará la sentencia de condenación eterna.
 
            La mentira está gobernando al mundo. Con que una mujer acuse a su marido de malos tratos mintiendo ¡la mera acusación, sin testigos y sin evidencia, basta para condenarlo a no volver a su casa durante un año! Las mujeres adeptas a la mentira pueden conseguir lo que quieran, pero no por mucho tiempo, porque su condenación es segura: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apoc. 21:8). El Señor Jesús dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad (la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, la ciudad de Dios, el Cielo). Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira” (Apoc. 22:13-15). La mujer mentirosa y el juez injusto se juntan para destruir la familia. La sociedad sufre la consecuencia de ello; pero aún más, los niños. El escritor de este himno se inspiró en el Salmo 82 que versa sobre la injusticia de la sociedad sin Dios.
 
Los reyes de la tierra están en las manos del Dios que reina en las alturas,
No hay nada que se escape de su vista.
 
Aunque los gobernantes muestren ser opresores crueles que pisotean a los piadosos,
Y la ley quite toda justicia, el Señor retiene su corona.
 
Aunque llenos de arrogancia y orgullo reinen como si fuesen dioses en la tierra,
De Dios el Juez no pueden esconderse, ni abrogar Su soberanía.
 
Cuando Dios finalmente quite su aliento, se acobardarán bajo su trono;
Y en aquella hora terrible de la muerte se enterarán de quién es el único Soberano.
 
                                                                                   The Evangelical Psalter
                                                                                   (El Salterio Evangélico)
 
Estamos a la espera del reino de justicia del Señor Jesús, el Rey de la gloria: “Miren, un Rey reinará con rectitud y los gobernantes gobernarán con justicia” (Is. 32:1). “Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecer justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso” (Is. 9:7, NVI). Nuestra oración insistente es: “¡Ven, Señor Jesús!”.
 

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