“Ahora, pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí. Así dice Jehová Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío, Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí” (Is. 44:1).
Lectura: Is.411:1-9.
Los capítulos 40 a 44 de Isaías son como una bellísima sinfonía con temas que se repiten vez tras vez, ahora de una manera, después de otra, cada uno contribuyendo al tema central, una tierna revelación de la infinidad de Dios a un pueblo pequeño, errante y cargado de pecado, el suyo. Por boca del profeta, Dios revela cómo es Él, lo que ha hecho y lo que hará, para que al final puedan descansar en la eternidad por su amor para con ellos, pobres, ignorantes y rebeldes, pero sostenidos por la mano del omnipotente, sabio y misericordioso Dios quien los ha escogido para sí mismo y no los soltará. Después de estudiar, analizar, diseccionar y absorber este texto, uno queda pasmado, en silenciosa adoración, frente a la magnitud de Su poderío, la persistencia de su amor, y la fidelidad a su pacto, por amor a su amigo, Abraham, y por amor a sí mismo. Uno queda quieto, contemplativo, perdido en pensamientos inalcanzables, pero con una profunda paz, porque Dios es Dios.
¿Cuáles, pues, son los temas que se repiten? Son: “Yo te he escogido, te he creado, no temas, estoy contigo, te ayudaré; Yo Soy; Yo haré”. Repetidas veces, Dios revela quién es y qué hará a favor de su amado y necesitado pueblo.
“Te he escogido” 41:8, 9; 44.1, 2.
“Te he creado” 43:1, 7; 44:2, 24.
“Yo Soy”: 41:4, 10; 43:3, 11, 13, 15, 25.
“Yo haré”: 41:10, 13, 15, 17, 18, 19; 42:6, 8, 14, 15, 16; 43: 1, 2, 19, 25.
“No temas”: 41:10, 13, 14; 43:1, 5; 44:2, 8.
Como botón de muestra, contempla la hermosura de esta revelación, hasta que las palabras lleguen a formar parte de tu concepto de Dios y de tu propia identidad. Escucha su voz: “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Is. 41:8-10).
A lo largo de estos capítulos, Dios está diciendo: “Yo te he escogido, te he creado, te ayudaré; no temas”. Dios, siendo quien es, escogió a Israel con una elección eterna, después los creó y los ayudó, por lo tanto, que no teman; Él no los dejará. Esto es lo que te dice también a ti.
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