UN MÉTODO DE EVANGELIZACIÓN

 

“Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, y estaba allí el pozo de Jacob… Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber” (Juan 4:-7).

Lectura: Juan 4:1-8.

            Para que funcione este método, uno tiene que ser lleno del Espíritu y guiado por el Espíritu. Tiene que poder reconocer la voz de Dios y ser obediente. Entonces Dios lo dirige a una persona que Él tiene preparada, que es una persona clave. Esta persona se convierte y lleva a otros al Señor. Vamos a ver unos ejemplos bíblicos:

  • Jesús pasó una noche en oración y Dios le mostró a los doce hombres que él tuvo que formar, y estos hombres evangelizaron el mundo (Lucas 6:12-16).
  • Jesús, siendo lleno del Espíritu y guiado por el Espíritu, llegó a Samaria y Dios lo llevó a una mujer que Él ya había preparado, Jesús la condujo a la fe, y ella evangelizó a su pueblo y todo el pueblo creyó en Jesús (Juan 4).
  • Pedro estuvo orando y Dios le dio una visión. Le mostró a quién tuvo que predicar el evangelio, y, a la vez, mandó un ángel a este hombre, Cornelio. Pedro le predicó y Cornelio recibió el evangelio juntamente con todos los amigos que él había convocado para oír el mensaje de Dios (Hechos 10).
  • El apóstol Pablo fue dirigido por el Espíritu Santo por medio de una visión a Filipos, la primera ciudad de Macedonia, donde encontró a Lidia, a quien Dios ya había preparado. Pablo le predicó el evangelio, Dios abrió su corazón y ella fue convertida. Después Dios llevó a Pablo a la cárcel donde había un hombre que Dios ya había preparado, el carcelero. Dios hizo un milagro y el hombre fue convertido, y él llevó a su casa al Señor. Así se formó la iglesia de Filipos (Hechos 16).
  • Un ángel del Señor le dijo a Felipe a dónde se tenía que ir, y el Espíritu Santo lo dirigió a la persona a quien tuvo que hablar, una persona que Dios ya había preparado, con un puesto importante en su país de Etiopía. Este hombre estaba leyendo justo Isaías 53 y tenía preguntas. Felipe le explicó el evangelio, él se convirtió y llevó el evangelio a su país (Hechos 8:26-39).

Si nos fijamos, hay una estrecha colaboración entre el Espíritu Santo y la persona que evangeliza. Estas historias tienen, más o menos, estos elementos en común:

  • Dios dirige a la persona que evangeliza al lugar y a la persona clave que Él tiene preparada para oír el evangelio.
  • Muchas veces esta dirección viene por medio de visiones o algún milagro que Dios hace gratuitamente sin que nadie lo busque.
  • La persona responde enseguida y se convierte.
  • Esta persona clave entonces lleva a muchas otras personas a Cristo y ellos llevan a otros.
  • Y así el evangelio se extiende hasta el día de hoy.

    
 

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