“Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Pedro 1:3).
Lectura: 2 Pedro 1:3-3-7.
¡Qué maravilla! Este versículo a es una afirmación y una promesa: Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir y para ser espirituales. Todo lo que necesitamos para esta vida, y para vivirla como creyentes espirituales, es nuestro en Cristo. Cuando lo pensamos, ¡es enorme! Es como la promesa: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33). ¿Qué cosas? Comida, bebida y vestimenta. Dios nos dará estas cosas si nuestra vida está enfocada en su reino y en la justicia personal que es propia de un creyente.
Esta promesa en 2 Pedro es aún más amplia. ¿Qué necesitamos para vivir?
- Comida, bebida y ropa, como ya hemos mencionado.
- Cierta medida de salud, a no ser que Dios nos vaya a llamar a su presencia.
- El dinero necesario para vivir.
- Un lugar donde estar. Podría ser una casa o la cárcel, lo que Dios disponga.
Dios ha hecho provisión para nuestro cuerpo y para nuestro espíritu. ¿Qué necesitamos para nuestra vida espiritual?
- A Dios mismo: su voluntad revelada, seguridad, un refugio, un hogar eterno, su soberanía, su gobierno, su pueblo universal, su Reino.
- Su Espíritu: consuelo y ánimo, esperanza, amor, paz, dirección, corrección, disciplina, restauración, comunión, sabiduría, poder, capacitación y transformación a la imagen de Cristo.
- A su Hijo Jesús: Limpieza de nuestro pecado, perdón, aceptación con el Padre, intercesión delante del Padre, su amistad, su ejemplo, la promesa de su retorno.
- Su Palabra: la revelación de Dios, su voluntad y sus propósitos.
- La oración: el medio de acceso a Dios para que suministre todo lo que nos hace falta para vivir en su voluntad.
- La comunión con Él mismo, la capacidad de oír su voz en su Palabra y por medio de la oración.
- La comunión con otros creyentes en el mundo entero.
- Los dones de su Espíritu para servirle.
- Un ministerio, un trabajo y una responsabilidad para desempeñar.
- Una meta marcada para la vida que nos mueva hacia adelante.
Seguramente hemos omitido la mitad. La provisión de Dios es totalmente completa. La vamos recibiendo por fe mediante la ministración de su Espíritu. Es progresiva, continua e íntima. La promesa es inmensa y la generosidad de Dios lo es aún más.
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