“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno” (Mateo 13: 8).
Lectura: Mat. 13:18-23.
De niño en la escuela dominical mi marido aprendió este corito que da mucho en qué pensar aun hasta el día de hoy:
«Mi corazón puede ser como un jardín hermoso,
en el que florecen palabras, pensamientos y acciones amorosas;
o puede ser un lugar de hierbas venenosas,
que crecen para ser pensamientos, palabras y acciones desagradables.
Señor Jesús, haz de mi corazón un jardín hermoso.
Ven, Tú mismo, y sé el jardinero allí».
(HH Lemmel; CSSM Choruses).
¿Cómo está el terreno de mi corazón, lleno de flores o lleno de malas hierbas? Identifica las plantas siguientes o bien como flores, o bien como malas hierbas:
- “Tú puedes ir primero”.
- “Tus ideas son buenísimas”.
- “Si no gano, no juego”.
- “Mi dibujo es el mejor”.
- “Déjame ayudarte”.
- “No me gusta esta comida”.
- “Aquí mando yo. Todos a hacer lo que yo digo”.
- “Ella es la que tiene la culpa”.
- “¿Por qué yo? ¡Siempre tengo que hacer este trabajo!”.
- “Te cuento lo que fulano hizo mal”.
- “No te voy a escuchar”.
- “Lo mejor es para mí”.
- “Él me pegó primero”.
- “No hablo contigo. No eres mi amiga”.
¿Por qué contó Jesús la historia de las tierras?
¿Qué hay de bueno en tu corazón? ¿Y de malo?
Aquí hay una persona que ayuda a otros, ama a los demás, es simpática, agradecida, limpia, generosa, animosa; ora por y con otros, ve la mano de Dios en todo lo que ocurre y siempre está dando gracias a Dios. ¿Qué clase de corazón tiene?
¿Qué clase de corazón tuvo Jesús? Da algunos ejemplos para demostrarlo. Oración: “Señor, quiero un corazón lleno de flores y no de malas hierbas. Sé tú mi Jardinero. Amén”.
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