EL SUEÑO DE DIOS

 

“Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán. Yo, yo soy vuestro consolador” (Is. 51:11-12).
 
Lectura: Salmo 126:1-6.
 
Este es el gran sueño de Dios. Con éste todos sus sueños se cumplen. El deseo de su corazón es ver a sus hijos felices, con gozo perpetuo sobre sus cabezas, consolados ya para siempre. Por eso vino Cristo del Cielo y por eso murió y resucitó, para nuestra salvación y eterna redención. Vino para la salvación y restauración de Sion: “Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto” (51:3).
 
Su sueño es mucho más grande que la restauración de Jerusalén después de la cautividad; es la manifestación de la Jerusalén de arriba (Apoc. 21:2), la que buscaba Abraham (Heb. 11:8-16). Es el huerto de Jehová, más hermoso que el huerto de Edén; y el gozo es gozo eterno, no temporal: “y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas” (51:11). “Y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apoc. 21:4). “Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación” (Is. 25:9).
 
Bendito sea el Señor que no tiene ni un ápice de egoísmo en su Ser. Todo su sueño es desinteresado, para el bien de otros. Él es más que desinteresado, es abnegado; le ha costado el último sacrifico para realizarlo. Su deseo es la eterna bendición de otros, y su gozo es en vernos felices. Tal es nuestro Dios. Alabado sea su generoso y amante corazón, y que venga pronto su Reino. “Jesús, te esperamos”. Amén.

 

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