“Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:3-5).
Lectura: 2 Cor. 10:3-6.
Pablo está defendiendo su autoridad ante los corintios. Lo acusan de ser fuerte cuando les habla por carta, pero débil en persona. Pablo es consciente de que está en una gran batalla espiritual por las almas de los corintios. Algunos de ellos respetan la autoridad de Pablo mientras que otros se rebelan. Si son salvos y quieren madurar en la vida cristiana es menester que se sometan a su autoridad y que no vayan inventando su propia versión del evangelio o de la vida cristiana. Lo mismo es cierto hoy. Si nosotros los cristianos del Siglo XXI queremos madurar en la fe, hemos de someternos a la autoridad y enseñanza del apóstol Pablo. Hoy, al igual que en el siglo I, hay muchos que desacreditan a Pablo para seguir una forma de espiritualidad que no santifica tras un evangelio que no salva. El único evangelio que lleva al cielo es el que predicaba el apóstol Pablo. Por este motivo Pablo lucha contra los argumentos que pretenden desacreditar su ministerio.
Pablo explica cómo se defiende contra los insumisos: “Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos. Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo: y una vez que ustedes lleguen a ser totalmente obedientes, castigaremos a todo el que siga en desobediencia” (10:3-6, NTV). Ya que hemos leído el texto tres veces empezamos a entender su lógica. Pablo lucha contra las fortalezas del razonamiento humano, argumentos falsos, la arrogancia y los pensamientos rebeldes, ¡para el bien de estos creyentes! Y nosotros hemos de hacer lo mismo en nuestra evangelización si queremos que sea eficaz, y no solamente contra estas cosas en los demás, sino ¡en nosotros mismos también!
¿He identificado las fortalezas del razonamiento humano en mí? ¿Argumentos falsos? ¿Arrogancia? ¿Pensamientos rebeldes? Todo esto tiene que ver con la mente. La batalla más grande que tenemos que librar es contra la mente de los que se oponen al evangelio, y contra la nuestra propia mente en nuestro camino de santificación. Este es un tema enorme. ¿Pienso como creyente, o pienso como la gente del mundo? ¿Voy con la corriente, o me encuentro defendiendo el pensamiento cristiano en un mundo que se destruye porque ha rechazado la Ley de Dios? Tanto en nuestra evangelización como en nuestro adiestramiento de nuevos cristianos hemos de estar preparados para usar argumentos para derribar las mentiras de este mundo. Esto requiere preparación, estudios, investigación, valentía, amor por la gente y humildad. Tenemos que estar dispuestos a confrontaciones sanas y honestas para librarlos de su error. Por ejemplo, cuando una mujer dice que puede hacer lo que quiera con su cuerpo, ¿estamos preparados con buenos argumentos al contrario? Pablo era muy poderoso y valiente en la lucha. Tenemos mucho que aprender de él en este respecto.
Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.