LAS NECESIDADES DE ELLOS

  

“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” (Juan 6:5).
 
Lectura: Juan 6:1-10.
 
            Puede ser que Felipe estuviera pensando en su propia necesidad de comer, pero lo cierto es que Jesús no estaba pensando en la suya, sino en la necesidad de la multitud. Tuvo que hacer inventario de sus recursos. Pues, ha venido una gran multitud, y ¿qué tienen ellos para dar de comer a tantos? Andrés informó que podían contar con cinco panes y dos peces. Vale. Entonces, el principio espiritual que entra es que Dios multiplicará lo que hay para suplir la necesidad presente. Lo poco multiplicado por mil basta. Dios puede multiplicar por el número que sea. Jesús hizo un milagro por fe en la Palabra de Dios. Podría haber sido la Palabra de Dios que sale en la historia siguiente.
 
            Este principio lo vemos en la historia del aceite de la viuda, por ejemplo. Eliseo le dijo: “Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite” (2 Reyes 4:2). Dios lo multiplicó, y el dinero de la venta fue suficiente para mantener a la familia de por vida. En otra ocasión pasó algo similar: “Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios (a Eliseo) panes de primicias, veinte panes de cebada y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová. Comerán, y sobrará (2 Reyes 4:42, 43). Y Dios multiplicó las existencias por cinco y hubo suficiente para todos. Jesús multiplicó las existencias por mil y hubo suficiente, y sobró, conforme a la Palabra de Dios.  
 
            ¿Qué necesidades tiene la gente que viene a ti? ¿Con qué cosas cuentas tú para suplir sus necesidades? ¿Compasión? ¿Tiempo? ¿Paciencia? ¿Dinero? ¿Sabiduría? ¿Conocimiento de la Palabra de Dios? ¿Discernimiento? Sí, esto tienes, pero no lo suficiente. ¿Verdad que suena ridículo cuando Andrés dice: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos? Pero Jesús no se puso a reír. Usó lo que había, y bastó. La respuesta a la pregunta de Andrés: ¿qué es esto para tantos?”, es: suficiente. El principio que tenemos en estos pasajes es que en manos de Dios lo poco es suficiente cuando Él lo multiplica. No descarta lo poco que tenemos. No lo desprecia. Cuenta con ello.
           
Que el Señor nos dé ojos para ver la necesidad alrededor nuestro, y un corazón para enfocarnos más en las necesidades de otros que en las nuestras, y la fe para creer que Dios tomará lo que tenemos y lo multiplicará para suplir la necesidad presente.
 
Padre amado, muchas gracias por lo poco que tenemos. Gracias que en tus manos es más que suficiente para suplir la necesidad apremiante. A ti sea la gloria. Tú eres Yahvé-Jireh, nuestro Proveedor. Jesús es el pan de vida suficiente para alimentar a todo ser viviente. ¡Alabado seas por tu Provisión! Amén.

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