VICTORIA CONTRA EL ENEMIGO

“De boca de los niños y de los que maman fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo” (Salmo 8:2).
 
Lectura: Salmo 8:1-9.
 
            Este salmo habla de la creación de Dios: la tierra, los cielos, la luna y las estrellas, el hombre, los ángeles, los animales, las aves, y los peces; habla del orden de Dios en el cielo y en la tierra, en concreto, el lugar que ocupa el hombre. Hasta ahora, bien, pero ¿qué significa lo que dice acerca de los niños y los enemigos de Dios? La creación es maravillosa, el orden de Dios es perfecto, pero hay un enemigo en el cuadro. ¿Cómo se gana la victoria sobre el enemigo? Buscando en otras traducciones para entender mejor el sentido del versículo que habla de él, encontramos esta: “Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde” (8:2, NVI). La alabanza tapa la boca del enemigo. Su mayor arma contra nosotros es su boca, pues él es mentiroso, es el acusador de los hermanos, es el engañador y el tentador. Recordaremos como el enemigo engañó a Eva por las palabras de su boca (Gen. 3:1).
 
            Esta línea de pensamiento nos lleva a la conocida historia de la victoria del rey Josafat contra muchos poderosos enemigos de Dios. ¿Cómo fue? ¡Por medio de la alabanza! Repasemos unos textos de esta maravillosa historia: “Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz”. “Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestido de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre… Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá y se mataron los unos a los otros” (2 Cron. 20:19, 21, 22). La alabanza condujo a la victoria contra el enemigo.
 
            ¿Qué aplicación puede tener este principio para nosotros? ¿Cuáles son los enemigos que vienen en contra del pueblo de Dios en nuestros días? Leyes injustas, la avaricia, la informática mal empleada, enseñanzas deshonestas, acusaciones falsas, propaganda designada para manipular nuestro pensamiento, presión de nuestros semejantes; tenemos una mayoría innumerable en nuestra contra. ¿Qué posibilidad tenemos nosotros de ganar? Ninguna, en nosotros mismos, pero todas en nuestro Dios. Cuando confiamos en Él y nos ponemos a alabarlo, Dios mismo sale en nuestra defensa y vence a nuestro favor. La batalla es Suya y la victoria lo es también: “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios” (2 Cron. 20:15). “No habrá para qué peleáis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros” (2 Cron. 20:17). Somos pocos, pero nuestro Dios es muy grande. Solo tenemos que alabarlo, y confiar en Él.  

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