“Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (Josué 2:11).
Lectura: Josué 2:12-14.
Antes de ejecutar juicio, Dios advierte. Todos los habitantes de Jericó sabían que el Dios de Israel mandó las plagas sobre Egipto, sabían que abrió el Mar Rojo y sabían que dio la victoria de Israel en sus batallas últimas con los reyes de los amorreos. Tenían suficiente información como para arrepentirse y creer en Él. No tenían excusa alguna delante de Dios por su incredulidad en el juicio que estaban a punto de sufrir. Rahab, en cambio, había creído. Sabía que el juicio de Dios iba a caer sobre Jericó. También caerá sobre el mundo entero y sobre cada individuo. Solo hay salvación en Cristo. Dios hará justicia. O bien paga Cristo por tu pecado, o bien pagas tú. Los de Jericó tenían miedo, pero no creyeron. Solo ella puso su fe en Dios. Ellos creyeron en su muralla y la protección natural que daba el río Jordán.
En vista del juicio de Dios, Rahab hizo un pacto con los dos espías: “Os ruego, pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestra vida de la muerte. Ellos respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra”. Ellos prometieron si ella cumpliese tres condiciones:
- No delatarnos al rey de Jericó.
- Meter toda su familia en su casa y que no saliese nadie. El que saliese perecería.
- Colgar el cordón rojo como señal en su ventana para que lo veamos.
¿Qué simboliza El pacto? Es el mismo pacto que hizo el Señor Jesús con nosotros. En el día del juicio su vida responderá por la nuestra. ¿Qué simbolizó la casa de Rahab? Es el lugar de salvación. Es como el arca de Noé. Todos los que entraron en el arca fueron salvos en el día del juicio sobre la tierra. ¿Qué nos recuerda el cordón rojo? La sangre de Cristo. Es como la sangre del cordero de la pascua con que los israelitas pintaron los dinteles de sus puertas para salvar de la muerte al hijo mayor cuando el juicio de Dios cayó sobre Egipto. ¿Tú confías en la sangre de Cristo para la salvación de tu familia? Pues, ¡mételos en Cristo! Fuera de Él no hay salvación.
Rahab hizo pacto con los espías y luego los ayudó a escapar por su ventana con una soga, porque su casa estaba situada en la muralla de Jericó y su ventana daba al campo fuera de la ciudad. Nada más irse, ella colgó el cordón rojo en su ventana. Luego empezó a convencer a su familia del juicio inminente y que tenían que entrar en su casa para escapar de él. Antes del gran Día del Juicio, tenemos que evangelizar a la familia.
Los espías se encondieron durante tres días en el campo y después volvieron a cruzar el Jordán. Dieron el informe a Josué de que todo Jericó estaba muerto de miedo. Y le explicaron el pacto que habían hecho con Rahab. Él se comprometió a respetarlo, lo mismo que hace Dios con el pacto que Cristo hizo con nosotros en su sangre.
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