“La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus aflicciones, y no dejar que el mundo te corrompa” (Santiago 1:27, NTV).
Lectura: Sant. 1:19-22.
La palabra “religión” entre nosotros tiene mala prensa. Nos suena a formalismo. Y la expresión “buenas obras” nos hace pensar en obras de caridad, como dar limosnas a los pobres. Así que una religión de buenas obras nos da la idea de ganarnos la salvación por medio de buenas obras, y la descartamos de inmediato, porque sabemos que la salvación es por la fe. Así que no entendemos gran parte de la enseñanza bíblica sobre la vida cristiana, como, por ejemplo, esta del apóstol Pablo: “Pues las mujeres que pretenden ser dedicadas a Dios deberían hacerse atractivas por las cosas buenas que hacen” (1 Tim. 2:10, NTV). En Reina Valera reza: “Que las mujeres se atavíen …de buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Tim. 2:9, 10), R. V.). ¿Qué, pues, significa “buenas obras”?
¿A quién conoces que haga cosas buenas, o “buenas obras” como norma de vida? Voy a poner el ejemplo de una persona que conozco. Ésta puede hacer de todo. Si ve una necesidad por donde pasa y no hay nadie que responda, ella misma la atiende. Su fin de semana fue muy bonito, intenso y cansado. Estaba en casa de unos hermanos que más que predicar y enseñar, hacen. Funcionan como familia. Son vidas impresionantes, muy ocupados, pero viven con una gran calma interior. Nunca los ves estresados a pesar de todo lo que hacen. Empezaron el día con un desayuno para hombres. La mujer que digo les ayudó a buscar a gente en su coche y servir el desayuno. Su marido predicó. Luego ayudó a hacer la comida y decorar el comedor para la cena de jóvenes. Hizo varios viajes al pueblo para buscarlos. Con la cena que había hecho con su amiga y las mujeres de la iglesia sirvieron una degustación de platos de muchos países. Los jóvenes de la iglesia trajeron a sus amigos y se llenó la casa. Antes del postre ella dio el mensaje para los jóvenes. Habló de ser relevantes. ¡Es de todo terreno esta mujer! Los jóvenes escucharon súper atentos y después hablaron personalmente con ella diciendo que les había ayudado mucho su charla. Después tocó llevarlos a sus casas y recoger todo. El día siguiente la iglesia se llenó de gente. Conocieron a una familia e hicieron buenas migas y después de la reunión oraron por sus necesidades personales ministrándolos. Quedaron muy agradecidos.
A la hora de comer vino gente, incluyendo a una anciana que sacan del hogar de ancianos para darle un respiro y comunión con hermanos. Había un chico no creyente en la comida que decía que no podía creer en Dios porque había sido muy maltratado de niño. Quedó huérfano y acabó en un centro de menores. Se maravilló de esta familia porque tienen hijos adoptados que tratan como si fueran suyos, identificándose con ellos. Estuvieron hablando mucho con este joven y después oraron por él. Por la tarde tuvieron que ir a otra iglesia y de paso llevaron a este chico al pueblo y a la abuelita al hogar. En la otra iglesia por la tarde ministraron a algunos de allí. Siempre van, no para asistir, sino para ministrar y orar por las necesidades. De vuelta a casa esta mujer respondió a otra necesidad y pasó el día juntamente con otras mujeres llenando un contenedor con materiales de primera necesidad para Gambia. Esta es una vida de buenas obras. Siempre disponible para hacer la obra que el Señor pone delante.
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