JESUS COMO NOSOTROS (1)

   

“Por lo cual debería ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote… Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Heb. 2:17, 18). “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Heb. 4:15).
 
Lectura: Heb. 4:16.
 
Jesús fue hecho hombre para que pudiese entender lo que es ser humano para poder interceder por nosotros, como nuestro Sumo Sacerdote, con conocimiento de causa. Fue tentado en todas las maneras que nosotros somos tentados, pero sin pecar. 
 
Algunos comentaristas opinan que Jesús no pecó porque no pudo, porque siendo Dios le fue imposible pecar. Esto es malentender la encarnación. La Escritura dice que fue hecho como nosotros, “en todo semejante a sus hermanos”. Él que ha sido tentado puede ayudar a los que son tentados (Heb. 2:18), porque ha experimentado lo mismo. Nosotros, sí somos capaces de pecar, por lo tanto Él también, pero no lo hizo. Si Jesús no hubiese podido ser tentado de verdad, no habría podido ser hecho semejante a nosotros. Además, ¡no hay virtud alguna en no pecar si uno no puede! Sin embargo, las Escrituras mantienen que aunque fue tentado, no pecó. ¡Si uno no puede pecar, no existe la tentación! ¿A qué es tentado si no puede pecar? ¡Satanás no va a molestarse en tentar a uno que no puede caer! En ningún lugar de la Biblia dice que Jesús no pecó porque no pudo pecar, sino que venció la tentación. Su lucha contra el pecado fue real (Mateo 4:1-11). Si Jesús no hubiese sido hecho como nosotros, no nos habría podido ayudar a ser vencedores como Él venció, si Él venció como Dios. Nosotros no somos Dios. El venció en el poder del Espíritu Santo, y nos enseña cómo podemos hacer lo mismo.
 
Jesús no fue el Dios-Hombre, con dos naturalezas, humano y divino, unas veces actuando como Dios y otras veces actuando como hombre. Fue hecho verdaderamente hombre. Fue perfecto, no porque fue Dios, sino porque venció la tentación. Nunca pecó porque nunca eligió pecar. ¿Fue Dios? Sí. Fue Dios hecho hombre (Fil. 2:6, 7), con limitaciones, sin recursos divinos, como nosotros. ¡Y venció! Por esto su vida fue tan asombrosa, porque no pecó. Ciertamente fue tentado a pecar, pero no lo hizo, porque venció la tentación en el poder del Espíritu Santo, usando la Palabra de Dios, lo mismo que nosotros tenemos que hacer. Nosotros no vencemos la tentación porque tengamos una naturaleza divina, sino porque usamos correctamente la Palabra de Dios, y esto es lo que tenemos que hacer: estudiarla y meditar en ella, como Jesús hizo durante los 30 años de silencio en Nazaret. Hemos de meditar en ella hasta que entendamos lo que Dios quiere de nosotros, lo que el diablo quiere de nosotros, y cuál es la diferencia.
 
Si Jesús fuese el Dios-Hombre, no serviría como ejemplo para nosotros. Su humanidad no nos serviría como ejemplo para ayudarnos a vencer nuestras tentaciones. Alguien preguntará: “Si no hizo milagros porque era Dios, utilizando su divino poder, ¿cómo los hizo?” Por la misma manera que los hicieron los profetas y los apóstoles, en el poder del Espíritu Santo. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” (Heb. 4:16),  para recibir ayuda de uno que nos entiende y puede identificarse con nuestras luchas, porque fue hecho uno de nosotros.

Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.