EL MENSAJE DE LA GENEALOGÍA DE CRISTO

 

“El libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mateo 1:1).
Lectura: Mateo 1:1-16.
 
            Mateo tiene la tarea difícil de convencer a los judíos incrédulos que un hombre que ellos creen que procedía de la despreciada Galilea, del pueblo insignificante de Nazaret, y que fue crucificado como criminal, era el Mesías. Empieza su obra con una genealogía para establecer que Jesús, además de ser hijo de Abraham como todos los judíos, era de la línea de David. Lo que sigue es la genealogía de José, el padre adoptivo de Jesús. La de María la tenemos en el evangelio de Lucas (Lu. 3:23-38). Por ambos lados, Jesús es hijo de David.
 
            Notemos que Mateo incluye cuatro mujeres en su genealogía, cosa que los judíos no solían hacer, para que nos preguntemos: ¿por qué?, y ¿por qué estas cuatro? No están incluidas las mujeres más destacadas como Sara, Rebeca, o Lea, sino Tamar, Rahab, Rut y Betsabé. ¿Qué tienen en común estas mujeres? Las cuatro están asociadas a la inmoralidad sexual. Vamos a repasar sus historias. Tamar se casó con un tal Er quien murió sin que tuviesen hijos. Siguiendo la tradición del levirato, su suegro, Judá, la casó con su hijo siguiente para levantar hijos al difunto, pero él no quiso y Dios lo mató. Al suegro le quedó otro hijo, pero en lugar de casarlo con Tamar, la devolvió a sus padres, avergonzándola, dejándola sin posibilidades para el futuro. Ella reclamó su derecho de tener hijos de esta familia. Se disfrazó de prostituta y sedujo a su suegro, y de esta unión nacieron gemelos. Fares es uno de los antepasados de Jesús.
 
Rahab era prostituta profesional. También era extranjera, al igual que Rut, y probablemente Betsabé, cuyo marido era heteo y se supone que ella también. Volviendo a Rut, era una bellísima mujer, pero moabita, de una raza maldita por Dios a causa de la prostitución (Núm. 22 a 25). El corrupto profeta Balaam elaboró un plan para conseguir dinero de los enemigos de Dios. El plan consistía en enviar chicas guapas de Moab para seducir a los soldados israelitas en la práctica pagana del acto sexual como parte del culto a Baal. Los soldados israelitas cayeron en la trampa. Dios los castigó con la muerte de 24,000 soldados y prohibió la incorporación en Israel de los moabitas: nunca más podía entrar un moabita en la congregación de Israel.
 
La historia de David y Betsabé ya la conocemos. El texto de Mateo dice literalmente: “El rey David engendró a Salomón de la de Urías” (1:6). Ante los ojos de Dios, Betsabé seguía siendo la esposa de Urías. Aunque ella se casó legalmente con David, Dios considera adúltera su relación por la manera en que ella llegó a ser viuda. ¿Por qué puso Mateo estas cuatro mujeres en la genealogía de Cristo, las cuatro asociadas con relaciones sexuales ilícitas?
 
La respuesta la tenemos en el versículo 21: “Porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Algunos piensan que María tenía que ser inmaculada para que Jesús naciese sin pecado, pero Mateo está diciendo todo lo contrario: Jesús nació de una línea de pecadores. ¿Cómo salva a Jesús a su pueblo? Identificándose con su pecado, aun desde antes de nacer. Está aquí reflejado en la genealogía, después en su bautismo, y finalmente cuando llevó la culpa del pecado de su pueblo sobre sí en la Cruz del Calvario: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor. 5:21).

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