“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:1).
Lectura: Malaquías 3:1-4.
En las profecías del Antiguo Testamento, muchas veces la primera venida de Jesús y la segunda están mezcladas, entretejidas en un mismo pasaje, como lo tenemos aquí. Por eso, los judíos esperaban la segunda venida cuando recibieron la primera; se confundieron, porque el asunto confunde. Solo el Espíritu Santo lo puede desglosar, cosa que hizo cuando vino.
Mal. 3:1 dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí”. El mensajero fue Juan el Bautista, y el “mí” fue Dios quien vino, Jesús. ¿Quién es Jesús? Dios. Está clarísimo tanto para los Testigos de Jehová como para cualquier otra persona que tenga alguna duda acerca de la identidad de Jesús. Allí está más claro que el agua. Es Dios quien habla y es Jesús quien vino, Dios. Asombroso. Dios vino. En el Nuevo Testamento este versículo es citado en Mateo 11:10: “Porque éste (Juan el Bautista) es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz”. La referencia a Dios en el Antiguo Testamento es cumplida en Jesús en el Nuevo.
Veamos también: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios” (Is. 40:3). También: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén: levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” (Is. 40:9). Juan el Bautista citó este pasaje cuando dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” (Mat. 3:3). Juan fue el mensajero que preparó el camino de Dios quien vino en la persona de Jesús, Dios en forma humana. En la Navidad cantamos:
¡Oh, ven, oh, ven, Emanuel,
y rescata a Israel cautivo
que llora en solitario exilio aquí
hasta que aparezca el Hijo de Dios!
Estribillo: ¡Alégrate! ¡Alégrate! Emanuel
vendrá a ti, oh Israel.
El nombre “Emanuel” significa: “Dios con nosotros”. El ángel dijo a José: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es Dios con nosotros” (Mateo 1: 20-23). Dios vino a salvarnos.
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