LAS LISTAS DE DIOS 

   

«Y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que fueron escritas en los libros, según sus obras… y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego» (Apocalipsis 20:12, 15).  
 
Lectura: Apoc. 20: 12-15.
 
En una iglesia que visitamos hace poco hay una lista en la pared de la sala de cultos. Es la lista de oración por todos los que han dejado de asistir a la iglesia. Las mujeres están orando fielmente por ellos, muchos de los cuales son jóvenes, sus propios hijos. Cuánto dolor hay en aquella lista. Y cuánta fidelidad de parte de aquellas mujeres. Aquella lista me persigue y muchas veces me encuentro orando por los que en ella figuran, sin conocer los nombres.
 
Yo también tengo una lista. Es de hijos de creyentes que no son salvos, o que se han apartado del Señor. Es muy larga. Contiene nombres de jóvenes de toda España y parte del extranjero. Pensaba copiarla aquí, pero es muy personal. Si quieres orar por ellos, si le dices al Señor que estás pidiendo por los que figuran aquella lista, estoy seguro de que Él conocería a qué te refieres y a todas las personas que figuran en la lista. Si aprietes una tecla y el ordenador es capaz de reproducir una lista, ¡¿no podrá hacer Dios lo mismo?! Seguramente vosotros tenéis listas también. No olvidemos de orar por los que figuran en ellas.
 
Habrás notado que a Dios le deben gustar las listas, porque la Biblia está llena de ellas. La primera es una genealogía en Génesis 5. Hay muchas genealogías, hay listas de la familia de Jacob que fue a Egipto, de los que salieron con Moisés, de las jornadas de Israel, listas de ciudades conquistadas, de reyes derrotados, de heredades repartidas, de territorios sin conquistar, listas de los que volvieron del exilio en los distintos grupos, de los que ayudaron en la reconstrucción de Jerusalén, de los que firmaron que guardarían la ley, y de los que formaron parte de la genealogía de Jesús. Dios es un buen contable y conoce cada dato y cada nombre en todas sus listas. Tiene todo ordenado de forma permanente que constará por todas las generaciones.
 
En una de sus listas figura nuestro nombre con todo lo que hemos hecho. En su Libro de la Vida consta una lista completa de todos los que son salvos y han emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero. Un día los libros serán abiertos y se leerá la lista completa. Para los que conocemos al Señor, será un momento de supremo gozo. Es la lista de los vencedores, de los que hemos sido fieles hasta la muerte y recibirán la corona de la vida. Como dice el viejo corito: «Cuando allá se pase lista, a mi nombre yo feliz responderé». En aquel Día responderemos con gozo e inexpresable gratitud al que logró nuestra salvación para que nuestro nombre figurase en la lista más importante que existe.    

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