LO TOCABAN

“Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar si quiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos” (Marcos 6:55, 56).
 
Lectura: Marcos 6:44, 45, 53-56.
 
            Si tocar el borde de su manto sanaba, ¡cuánto más sana el tocar todo su cuerpo cuando estamos siendo crucificados juntamente con Él!
 
El contacto con Jesús sana, y cuanto más contacto, más sanidad. Conocemos a mucha gente que necesita sanidad. ¿Cómo conseguimos que todos ellos toquen al Señor? “Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba… y todos los que le tocaban quedaban sanos”. ¿Cómo llevo a mis enfermos a Jesús y consigo que lo toquen? ¿Qué es lo que sana? ¿La medicina? ¿La iglesia? ¿El matrimonio? ¿Las amistades? ¿La Biblia? ¿Buena doctrina? ¿Buena enseñanza? No; solo la experiencia de tocar a Jesús y recibir sanidad de Él. ¿Por qué no podía esta gente ser sanada donde estaba en sus casas, por medio de la fe, sin venir a Jesús?  Tuvo que ser un toque físico. La gente no fue sanada por creer con el corazón, sino por tocar con la mano: “Entonces dijo (Jesús) a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra” (Mat. 12:13).
 
            ¿Cómo funciona esto en el día de hoy cuando Jesús no está presente físicamente? Es la misma pregunta de antes: “¿Cómo poner a la gente en contacto con Jesús?”. Los de la historia los trajeron físicamente a Jesús. Nosotros los llevamos a Jesús en oración, y esto, a toda suerte de personas. Algunos son creyentes, pero necesitan una sanidad espiritual. Están bloqueados espiritualmente y no pueden recibir nada de parte de Jesús. Los ponemos delante de Él por la fe nuestra. Pero ellos, a su vez, tienen que ponerse delante de Dios en oración. Tienen que luchar para entrar en su presencia. No es una fe pasiva. No es escucharnos a nosotros hablar, y ya está. Tampoco es creer lo que estamos diciendo en cuanto a la sanidad. Ellos tienen que creer de corazón y ponerse al alcance de la mano de Jesús por fe, y tienen que extender la mano de la fe y tocar al Señor. Aunque solos en su habitación, puede ser de ayuda si extienden su mano físicamente para acompañar a su oración.    
 
            Tocar a Jesús por fe es recibir de Jesús por fe. ¿Qué necesitas? ¿Qué cosa no está funcionando bien en tu vida espiritual? ¿Cómo eres que ofendes a los demás? ¿Qué hay en ti que permite que la gente te haga daño? ¿Qué tienes que te frustra en cuanto a ti mismo? ¿Qué te distancia de los demás? ¿Qué interfiere en tu relación con el Señor? ¿Cuál es su origen? Esta es la parte que necesita sanidad. En cuanto a esta cosa, y lo que la causó, necesitas acercarte a Jesús por la fe y tocarlo. Extiende tu mano y tócalo e, igual que en los tiempos de antaño, “todos los que le tocaban quedaban sanos”.

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