EL MATRIMONIO NO TAN IDEAL 

“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Is. 43:25).
La Biblia nos enseña que el plan de Dios para el matrimonio ideal es que un hombre creyente se case con una mujer creyente, vírgenes los dos, y que permanezcan juntos de por vida en una relación de amor. Desafortunadamente, esto es lo que menos ocurre en nuestros días, y el resultado es mucho dolor. Surgen preguntas:
¿Qué pasa si ya hemos tenido relaciones sexuales antes del matrimonio? Viene la voz acusadora del enemigo para condenarnos. Nos dice que nos hemos descalificado, que nunca podemos estar en el centro de la voluntad de Dios para nuestra vidas, y nos desanimamos. ¡Pero de esto nada! “¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi visto. Abandonen sus caminos malvados. Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las viudas. Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto, dice el Señor. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos con la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana” (Is. 1:16-18, NTV). Deja de practicar este pecado, confiésalo, y Dios te limpiará tan limpio como si nunca hubieses pecado (1 Juan 1:9). El arrepentimiento nos pone en el camino de la perfecta voluntad de Dios y nos permite vivir para Él sin ninguna mancha o estorbo.
¿Qué pasa si me he casado con un hombre que no es creyente? “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone, porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serán inmundos, mientras que ahora sin santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese” (1 Cor. 7:13-15).
¿Qué pasa si me he casado siendo divorciada, o con un hombre divorciado? Ignorabas lo que dice la Biblia: “La mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libra… Si en vida del marido se uniere a otra varón, será llamada adúltera” (Romanos 7: 2, 3). ¿Qué hacer? Lo mismo que ya hemos dicho. No se puede volver atrás. Confesar el pecado y recibir el perdón de Dios. Pedir perdón de todos las personas que has dañado, y vive de ahora en adelante para el Señor, según su Palabra, ¡y te bendecirá!
¿Qué pasa si me he divorciado? Dios dice: “Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer” (1Cor. 7: 10, 11). En algunos casos la separación es necesaria. Si el marido te abusa físicamente, si va con mujeres, si abusa a los hijos, si es alcohólico violento, etc., es aconsejable separarse de él, pero no para volverse a casar con otro. El matrimonio no es necesario para la felicidad. Tienes toda una vida por delante, libre, para servir al Señor. Te centras en Él, y Él llenará tu vida con personas a las que puedes amar, ayudar y servir por amor a Él. Muchas hermanas han comprobado que puedes estar muy feliz en el amor de Dios que excede todo conocimiento y totalmente satisfecha y realizada en Él cuyo amor nunca falla.
Nosotros no somos ideales, pero tenemos un Dios que lo es y nos ama.