¿QUÉ ES EL EVANGELIO CRISTIANO? (1)

4. arrepentimiento y fe[1] Introducción
Hasta aquí en esta serie hemos visto la terrible condición humana. No somos meros seres humanos que hemos cometido algún desliz, sino personas responsables por nuestros actos gravísimos, muertas en nuestros delitos y pecados. Las consecuencias de nuestra pecaminosidad son el sufrimiento y la muerte ahora, y después el juicio y el infierno. Dios ha enviado a su Hijo el Señor Jesús como nuestro sustituto para salvarnos de la merecida condenación. Quedan por ver:
¿Cuáles son las maneras en que Jesús realiza nuestra salvación?
¿Cuál es la esperanza de los que han creído en Jesús para salvación?
Pero antes de abordar estas dos cuestiones tenemos que considerar: ¿Cuál es la única respuesta válida ante la proclamación del evangelio tal y como lo hemos visto hasta aquí? La respuesta: Arrepentimiento y fe.
Arrepentimiento
Mateo 3:1,2: Se presentó Juan el Bautista proclamando… Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Mateo 4:17: Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Marcos 6:12: Y saliendo (los 12), proclamaron que se arrepintieran.
Hechos 2:37-38: Dijeron a Pedro y los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro les dijo: ¡Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo!
Hechos 3:19: Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados.
Hechos 17:30: Dios, pasando por alto estos tiempos de ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan.
Hechos 26:19, 20: Por lo cual, oh rey Agripa, no fue desobediente a la visión celestial, sino que anunciaba, primeramente a los que están en Damasco, y también en Jerusalem, y por toda la región de Judea, que se arrepintieran y se volvieran a Dios, haciendo obras dignas del arrepentimiento.
El arrepentimiento es confrontar ante Dios la realidad de nuestra condición pecadora. Creer es confrontar ante Dios la realidad de nuestros único Salvador, Jesucristo. Hay que arrepentirnos de la condición pecaminosa, y creer en el Salvador. Algunos opinan que “arrepentirse” debería traducirse por “convertirse”. Arrepentirse es repudiar al antiguo estilo de vida al descubrir el horror del pecado. Convertirse es rechazar lo antiguo, pero también abrazar lo nuevo. Siempre nos arrepentimos de algo y nos convertimos a algo. Por ejemplo: 1 Tes. 1:9: Os convertisteis desde los ídolos a Dios. No se puede servir a Dios sin antes repudiar a los ídolos. No se puede comprometer a seguir a Jesucristo sin rechazar la vida mundana.

[1] Apuntes de una charla dada por David Burt en Vallirana