EL CONTEXTO DE LA GUERRA ESPIRITUAL

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Ef. 6:10, 11).
La enseñanza bíblica viene tanto en el material enseñado como en la estructura de este material. Los escritores bíblicos organizaban sus libros para comunicar un mensaje, y parte del mensaje está en el formato. Pablo ha dividido su epístola a los Efesios en dos partes, la parte doctrinal y la parta práctica. Esto nos dice que la doctrina cristiana sin la práctica de la misma en nuestra vida cotidiana es incompleta.
La primera parte de la epístola, capítulos 1-3, está dividida en dos partes también. Cada parte es seguida por una oración de parte de Pablo. Esto nos dice que enseñar no es suficiente. Hemos de orar para que la gente entienda lo que hemos enseñado. La segunda parte de la epístola, capítulos 4-6, la parte práctica, no termina con una oración de Pablo para que se comprenda la ética enseñada, sino con Pablo diciéndonos que ¡nosotros tenemos que orar para que podamos cumplir con esta ética! Puesto que somos nosotros los que hemos de cumplir la parte práctica, que seamos nosotros también quienes oramos. Y para llevar a la práctica todo lo que Pablo nos ha dicho en estos capítulos, ¡hemos de orar mucho!
¿Qué es lo que Pablo ha enseñado que es tan difícil de realizar? La iglesia tiene que funcionar como cuerpo, cada uno en su lugar correcto (4:1-16); tenemos que comportarnos como cristianos (4:17-5:20); la familia tiene que funcionar como familia cristiana (5:21-6:4); y las relaciones labores tienen que ser cristianas (6:5-9). Cumplir esto no es fácil, porque tenemos un enemigo invisible y potente que está haciendo todo lo que está en su alcance para que nuestra vida cristiana no funcione: “Tenemos lucha contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo…” (6:12). Estos poderes invisibles están detrás de lo que vemos en la manipulación de nuestra sociedad por los medios de comunicación, últimamente, en la propaganda de ideología de género y el lobby gay, y años atrás en la ideología de la liberación de la mujer y todo lo que dicha liberación ha contribuido a la destrucción de la familia, y la del país en el descenso del índice de natalidad y la subsecuente imposibilidad de sostener la cultura tal como la hemos conocido. ¡Nuestra lucha no es pequeña!
Así el libro termina enseñando al creyente cómo tiene que defenderse contra los embistes de Satanás y sus poderosas huestes que se presentan en forma de ideologías, modas, tendencias en la sociedad, presión para conformarse al pensamiento y forma de vida del mundo, todo ello apoyado a veces por una hermenéutica errónea que permite al creyente ser como el mundo y creer que tiene el apoyo bíblico al hacerlo. La lucha es fuerte. No digas que no es difícil cuando tu hijo vuelve del colegio afirmando que una familia puede ser formado por dos padres o dos madres, o vuelve llorando porque ha dicho que Dios creó el mundo y los niños se han burlado de él, o cuando el médico recomienda a tu hija que cambie de sexo, o cuando tu pastor se va con un amante. Efesios 6:10-20 nos enseña a ponernos la armadura para nuestra protección y conservación en la fe.