“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19).
 
Lectura: Santiago 2:14-20.
 
            Para estar vivo hace falta tener sangre en las venas. Si tienes las venas vacías, sin sangre, estás muerto; y si tienes sangre por todo el cuerpo con las venas rotas, colapsadas u obstruidas, también lo estarás. Hay muchas cosas que funcionan en pareja. Si no hay un hombre, una mujer no puede tener un bebé. En el mundo espiritual es igual, si no tienes fe y obras, no eres salvo. Los hay que dicen tener fe en Dios, pero sus obras no son las de un creyente, entonces evidencian no ser salvos. Hay otros que tienen unas obras hermosas, pero no tienen fe en Dios, pues, tampoco son salvos.
 
Esto nos lleva a dos consideraciones, ¿en qué Dios crees? ¿Cuáles son las obras que denotan salvación? Vamos por partes. Santiago dice: “crees que Dios es uno”. Esto significa que crees que hay un solo Dios. Esto enseguida elimina al hinduismo, que cree en 500 dioses, y deja al Dios de los judíos, al de los musulmanes, y al de los cristianos, que es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. El Dios de la Biblia no es el dios de la tradición humana, no es el dios de los liberales, los de manga ancha que rechazan la enseñanza bíblica acerca de la ética, sino el Dios que se encarnó en el Señor Jesucristo. Este Dios es rechazado por los musulmanes, cosa que explica la persecución de los cristianos hoy día en todos los países musulmanes en África y en el Oriente. Es rechazado por los hindúes, lo cual explica la persecución de cristianos que hay en la India, y es rechazado por los de manga ancha que consideran que este Dios es intolerante. Y excluye al dios que es todo amor sin nada de juicio, que todo lo permite y todo lo perdona.
 
Es el Dios que se manifestó en Jesús de Nazaret, el que se hizo cercano, que tocó al leproso, que ensució sus manos con barro para crear nuevos ojos para el ciego, que se contaminó tocando un cadáver para darle vida, y que lloró a la tumba de un ser querido. Es el que perdona a la adúltera, libera a la prostituta y restaura a dignidad a la mujer caída. Finalmente es el que fue matado por los hombres que no querían un Dios como Él, pero que salvó con su sangre a los que pusieron su fe en Él.  
 
¿Cómo son las obras que identifican al que es creyente? Son obras de obediencia a las Escrituras y de acuerdo con la enseñanza del Señor Jesús. Son obras de amor, compasión y misericordia como las que hizo Jesús y son obras inspiradas por el Espíritu Santo que glorifican a Dios. Estas son las obras que evidencian una verdadera fe. No son el producto de la buena voluntad o simpatía humana, ni glorifican al que las hace, sino a su Dios. El cristiano es el que ha sido salvo por la gracia de Dios, “por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:8-10).     

 
     
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