20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde aguardamos ardientemente al Salvador, al Señor Jesucristo,
21 el cual transfigurará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea semejante° al cuerpo de la gloria suya, según la eficacia del poder con el cual Él también puede someter a Sí mismo todas las cosas.
° Esto es, de idéntica forma.
Santa Biblia: La Biblia Textual, Segunda Edición. (1999). (Flp 3.20–21). Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc.
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