“Estás con muchas cosas” (Lucas 10:41).
Lectura: Lucas 10:38-42.
Vamos a definir el activismo como la necesidad de estar haciendo muchas cosas. Conozco a una señora que siempre estaba haciendo cosas para sus hijos, pero nunca estaba con ellos. No tenía conversaciones con ellos. Siempre estaba muy ocupada haciendo muchas cosas a la vez: hablaba por teléfono mientras planchaba y tomaba café con una visita y corría para atender a algo que se quemaba sobre el fuego. No podía estar sin hacer nada, ni soportaba que nadie se sentase tampoco. No terminaba sus proyectos. Lo que realmente le producía angustia era no tener nada que hacer. ¿Conoces a alguien así? ¿Eres un “ser humano” o un “hacer humano”?
¿Qué problemas tiene esta tendencia?
1. No profundizas en las relaciones. Si estás con «otros» no los escuchas. ¡No puedes estar tranquila! Delante de Dios no tienes la concentración necesaria para abrirte, ni la quietud para oír su voz. En cuanto a ti misma, no tienes tiempo para reflexionar; no conoces o atiendes a tus necesidades personales. El resultado es que falta cariño en las relaciones. No tienes tiempo para cultivarlas.
2. Piensas que puedes conseguir la espiritualidad por toda esta actividad. ¡Cuánto más haces, más espiritual eres!
3. No disfrutas da nada. Siempre estás pensando en lo que queda por hacer.
4. Te metes con otros. No quieres que nadie se siente sin hacer nada.
5. No aceptas la crítica, porque tu valoración propia depende de lo que haces.
Motivación en servir:
1. La mala: para sentirnos bien, útiles, valoradas; porque nos viene de gusto; para cumplir con las expectaciones de otros; para ganar el Cielo; para conseguir atención y aprobación; para figurar; para ser importante.
2. La buena: como muestra de gratitud al Señor por la salvación que nos ha dado, para mostrarle nuestro amor y para mostrar amor a otros.
¿Qué problemas pueden aportar al servicio?
1. Puede usarse como substituto de la relación con Dios.
2. Puede brotar de la persona y no del Señor o la relación con Él.
3. Puede conducir a la crítica a los que no sirven como pensamos que deben hacerlo.
4. Puede ser un método de controlar a otros.
5. Puede ser en exceso de lo que Dios nos pide.
¿Jesús padecía del activismo? Era activo, pero no estaba atrapado en el activismo. Su actividad estaba controlada, dirigida por el Espíritu Santo, llevada a cabo en el poder del Espíritu Santo y motivada por amor a Dios y amor a la gente. No lo hacía para sí mismo. No lo privaba de tiempo para estar a solas con el Padre. Y su valoración personal no procedía de lo que hacía, sino de su relación con el Padre. Como siempre, en todo Él es nuestro ejemplo.
Copyright © 2024 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.