RAHAB LA RAMERA (5)

 

“Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis” (Josué 6:22).
 
Lectura: Josué 6:23-25). 
 
            La familia de Rahab, mirando por la ventana, veía todo. Al grito de victoria, cayeron las murallas de la ciudad. Miraron al suelo. ¡Su casa todavía estaba en pie! De repente, se abrió la puerta de la calle y entraron los dos espías que Rahab reconoció enseguida. Habían guardado el pacto, como ella sabía que lo harían. ¡Pues por esto había reunido a la familia en su casa!, para esperar su salvación. Y no se decepcionó. Todos fueron salvos: “Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y los pusieron fuera del campamento de Israel. Y consumieron con fuego la ciudad” (6:23, 24). Otra vez se repite lo de la salvación de la familia de Rahab: “Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y todo lo que ella tenía, y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó” (6:25). La nueva idea es que ella se quedó a vivir con los israelitas y formó parte del pueblo de Dios.
 
            ¿Y qué pasó luego con ella? Pues se casó con uno de los israelitas, un hombre que se llamaba Salmón. Y tuvieron un hijo, llamado Booz, el que se casó con Rut la moabita, y ellos tuvieron un hijo que se llamaba Obed, el padre de Isaí, el padre del rey David. O sea, Rahab era la tatarabuela del Señor Jesús.  En la genealogía de Jesús leemos: “Salmón engendró de Rahab a Booz, y Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David…”, y la lista de los antepasados de Jesús continúa hasta rezar: “Y Jacob engendró a José, marido de María, de la que nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1:5, 6 y 16). Lo que nos da mucho que pensar es que Dios, antes del comienzo de los tiempos había escogido a una pagana, exprostituta, para estar en el linaje del Mesías. La línea de Jesús no estaba compuesta de madres o abuelas perfectas. Jesús nació perfecto de una línea imperfecta, porque heredó la naturaleza de su Padre, no la de Adán. La línea de Jesús tampoco estaba compuesta únicamente de judíos. Rahab, Rut, y Betsabé no eran judías. Jesús es el Salvador no solo de Israel, sino de gente de todo el mundo que cree en Él, de judíos que creen en Él y de gentiles que creen en Él. Es el Salvador de los que creen, al margen del trasfondo moral, religioso, o nacional que sean. Se identifica con gentiles en su linaje en su posteridad. Pues, es la cabeza de una nueva raza de hombres, de los que han nacido de nuevo para formar parte de la familia de Dios.
 
            Y Rahab fue escogida para otra cosa también, para ser un ejemplo de la fe para todos los tiempos. Dios la escogió para figurar en su galería de héroes de la fe, para enseñarnos lo que significa tener fe: “Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz” (Heb. 11:31). Tener fe significar ir en contra de tu cultura y formar parte del pueblo de Dios. Tener fe es lo que te salva en el día del juicio. ¿Tú tienes fe para tu salvación en el gran Día del Juicio que ha de caer sobre todo el mundo, y fe para la salvación de tu familia?  Selah.
 
Nota adicional:
¿Fue Salmón uno de los dos espías? El doctor Herbert Lockyer (uno de los expositores bíblicos más citados del siglo XX) así lo pensaba. Escribió en su libro, Todas las mujeres de la Biblia: “Rahab es mencionada como la esposa de Salmón, el cual pudo haber sido uno de los dos espías a los que protegió. A su vez, ella se convirtió en madre (o antepasada) de Booz… Como resultado de su matrimonio con Salmón, uno de los dos espías a los que había salvado, quien le devolvió la vida que le debía mediante un amor honorable y verdadero, Rahab se convirtió en antepasada de la línea real”.    

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