“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:7).
Lectura: 1 Juan 2:15-17.
¿Cuáles son los obstáculos que enfrentamos nosotros en nuestro cometido como cristianos? La iglesia del siglo I enfrentaba muchos desafíos para sobrevivir y ser testimonio en el mundo. El Señor Jesús tenía muchas cosas que luchaban en contra de Él en su misión. La iglesia de hoy corre el peligro de dejar de ser iglesia, igual que la iglesia de todos los siglos, si se conforma al mundo. Solo hay dos cosas: iglesia y mundo, y cada iglesia y cada persona se coloca en un lado o en el otro. El Señor Jesús tenía claro su postura: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Nosotros también nos tenemos que decantar o bien por el mundo, o bien por Jesús. ¿Cuáles cosas tenemos que vencer para ser fieles discípulos suyos en este mundo que es hostil a sus valores?
Los jóvenes tienen una fuerte tentación de conformarse al mundo. Tienen el deseo natural de conformarse. Quieren ser aceptados por sus compañeros de colegio. Quieren vestirse como ellos se visten, quieren ir a los sitos donde ellos van, quieren hacer las cosas que ellos hacen, quieren ver las cosas que ellos ven y tener los mismos valores que ellos tienen, pero no pueden si van a seguir a Jesús que no se conformó al mundo, sino que estableció otros valores, y vivió para realizar la voluntad de Dios. Los jóvenes lo tienen muy difícil si quieren seguir a Jesús. Tienen que vencer al mundo: “Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno” (1 Juan 2:13). “Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” (1 Juan 2:14). El mundo es el siervo del diablo.
Los matrimonios, para ser fieles a Jesús, tienen que amarse, ser fieles el uno al otro y poner en práctica lo que dice la Biblia acerca del matrimonio y de los distintos papeles que han de desempeñar como hombre y mujer. También tienen que criar a sus hijos en los caminos del Señor en un mundo hostil.
Las mujeres tienen que saber lo que es una mujer en términos bíblicos y los hombres cómo Dios define un hombre, y después llevarlo a la práctica en nuestra sociedad actual.
Los niños tienen el papel más difícil. Tienen que distinguir lo que es bíblico y lo que no lo es en la enseñanza que reciben en el colegio. Esto es casi imposible para un niño de tres o cuatro años. Por esto es imprescindible que aprendan a obedecer a sus padres, someterse a sus criterios, e ir en contra de la sociedad moderna. Tienen que someterse a la disciplina paterna en cuanto a valores, cómo se visten, lo que comen, lo que ven en la tele, a dónde van y a quiénes tienen como amigos. Si no, el mundo se los come. Ellos son la iglesia de mañana y necesitan nuestro apoyo y nuestras oraciones. Si la iglesia va a sobrevivir, necesitamos que esta generación de niños se convierta a Cristo.
Personalmente, ¿qué desafíos tengo yo? Que ponga de mi parte y que Dios me dé su gracia para afrontarlos.
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