CUATRO ALIADOS

 

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).
 
Lectura: 1 Juan 4:2-6.
 
Hay muchas religiones. ¿Cómo sabemos que la nuestra es la verdadera?
 
En el libro de 1 Juan tenemos cuatro aliados que trabajan en conjunto para convencernos de que el Evangelio es la verdad, que estamos en la verdadera fe, y que Dios es real. Son la verdad, el Espíritu Santo, una conducta correcta y el amor.
 
Dios evidenció su amor por nosotros al enviar a su Hijo al mundo para darnos vida: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él” (4:9). Jesús es la prueba fehaciente de que Dios nos ama, y, de paso, que Dios existe.
 
Jesús se evidencia por medio de la obediencia de los que creen en él: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él” (3:23, 24).
 
El Espíritu Santo en nosotros es la evidencia de que Jesús es la verdad: “Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (3:24). El apóstol lo repite en el capítulo siguiente: “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu” (4:13).
 
El amor es la evidencia de que Dios vive en nosotros. Amamos a la gente. Ellos no pueden percibir a Dios, pero nuestro amor por ellos, sí: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (4:16).
 
El amor da evidencia del Espíritu Santo quien lo produce. Cuando entra el amor de Dios en nosotros por su Espíritu Santo, saca fuera el temor, el temor de la condenación: “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio” (4:17).
 
Nosotros sabemos que el Evangelio es cierto y que Dios existe porque tenemos la capacidad de amar a otros, puesto que amamos a otros con el amor con que Dios nos ha amado. Es un amor sobrenatural que procede de Dios. Su amor en nosotros comprueba que existe, que el Espíritu Santo existe, y que estamos en la verdad. Este es el argumento de Juan. Todos estos factores concuerdan para mostrar la existencia de Dios y la veracidad del Evangelio. Al creyente le dan la seguridad de que está en la verdad. La verdad, el Espíritu Santo, la conducta cristiana, y el amor trabajan juntos para revelar a Dios, quien es invisible. La verdad llega a la mente, el Espíritu Santo a nuestro espíritu, el amor a nuestros corazones, y la conducta a nuestra voluntad. Lo único visible es la conducta, y esto es lo que ve el mundo como testimonio de Él. 

 

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