“Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Lectura: 1 Juan 5:13-20.
Hemos estado viendo lo que dice el apóstol Juan acerca de la vida de un hijo de Dios, un verdadero cristiano. No es perfecto, pero estas son las cosas que generalmente caracterizan su vida. Continuamos con nuestra lista de ayer:
- Pide a Dios según su voluntad y recibe lo que pide: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (5:14, 15).
- Conoce a Dios: “Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio” (2:13; cf. 5:20).
- Conoce la verdad: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo?” (2:20-22, 27).
- Sabe que es hijo de Dios: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este el verdadero Dios, y la vida eterna” (5:19, 20).
- Sabe que tiene la vida eterna: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (5:13, 20).
- Ha vencido al maligno: “Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno” (2:13; cf. 5:18).
- No ama, ni imita, ni vive de acuerdo con la mentalidad de este mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (2:15; cf. 5:4, 19).
- Confiesa fe en el Hijo de Dios: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene també al Padre” (2:23; cf. 4:15; 5:1, 12).
- Permanece en el Padre y en el Hijo: “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre” (2:24).
- Tiene la esperanza de ver a Jesús y ser como él: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (3:2, 3).
Que el Espíritu Santo use estas hermosas verdades para confirmar vuestros corazones en el amor de Dios por vosotros en Cristo.
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