“En lo cual vosotros os alegráis, aunque por ahora, por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” (1 Pedro 1:6).
Lectura: 1 Pedro 1:3-9.
¡Observamos un gran cambio en Pedro! Cuando Jesús anunció a los discípulos que tendría que sufrir la cruz, Pedro le dijo que no se le ocurriese tal idea (Mat. 16:22), pero ahora ve normal que los cristianos tengan que sufrir por su fe. En su epístola explica cómo hemos de afrontar el sufrimiento. En medio de él lo más vital es que mantengamos la fe, porque ella es el escudo que nos protege para que no nos apartemos del Señor: “Sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación” (1:5). Que crezcamos en fe en la prueba para que sea “hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1:7), cuando veamos al Señor. Esto trae gloria al Señor.
Suframos de tal manera que recibamos la aprobación de Dios: “Mas si haciendo lo buenos sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios” (2:20). Nuestro sufrimiento no debe ser el resultado de nuestra mala conducta: “Pues, ¿Qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y los soportáis?” (2:20). “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en los ajeno, pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (4:15-16).
Que no abriguemos venganza para los que nos hacen sufrir: “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición… Apártese del mal, y haga el bien; busque la paz y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones” (3:9-12). Sufrimos sabiendo que el Señor está al tanto de lo que nos está pasando. Si sufrimos a causa de la justicia, Dios nos bendice: “Si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois” (3:14). Cuando sufrimos por Cristo, el sufrimiento nos hace más determinados a vivir una vida aún más justa: “para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias (deseos) de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios” (4:2).
Estemos preparados para sufrir: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo” (4:12, 13). Sufrir por Cristo es una manera de glorificarlo: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros… De parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado… Si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (4:14-16).
Pedro finaliza sus instrucciones sobre el sufrimiento diciendo: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (4:19). Deja tu vida en manos de Dios quien es fiel, y aprovecha estas malas circunstancias para hacer el bien. Tu fe brillará en la oscuridad y honrarás a Dios.
Copyright © 2023 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.