“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23, 24).
Mirando atrás.
La pregunta lógica es: ¿Qué piensa Dios del año pasado? ¿Acaso me examinó? ¿Cómo salí de las pruebas? ¿Aprobé o suspendí los exámenes del año pasado? Dios me ha llevado al desierto para examinarme. ¿Cómo respondí cuando pasaron cosas malas, duras o dolorosas?: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos” (Deut. 8:2). En el desierto de la vida, la cuestión es: ¿Voy a responder con fe y confianza en Dios o no? ¿Qué hice en el 2023? ¿Me hundí, me enfadé con el Señor, dudé, me quejé, me resentí o amargué, perdí mi canción? ¿O respondí con fe en Dios: en su Palabra y en su carácter? ¿Traje a mi memoria las grandes liberaciones de Dios en el pasado, en la historia de Israel y en mi vida? ¿Puse mi confianza en Él y lo alabé? Cuando venía contra mí el enemigo, ¿supe clavar mis ojos en el Señor?
“Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?… En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Cron. 20:6-12). La respuesta de Dios frente a nuestra impotencia es: “No temáis ni os amedrentéis… porque no es vuestra la guerra, sino de Dios… Estad quietos, y ved la salvación de Jehová… Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros” (2 Cron. 20:15, 17, 20). “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza”, Dios les dio la victoria (v. 22).
Mirando al 2024.
Nuestro deseo para el año que comienza es ¡pecar menos! Es confesar enseguida cualquier desviación de su voluntad que nos muestre el Espíritu Santo, estar muy sensibles a su suave voz. Es obedecer al Señor inmediatamente, y cuando surjan problemas, confusiones o fuertes ataques del enemigo que no son por nuestra culpa, responder acudiendo al Señor, recordando sus promesas, dándole gracias por anticipado por su ayuda que vendrá en el momento oportuno, y cantándole alabanzas. Esta es la vida de fe y es la que queremos vivir. Como dice el viejo himno: “Confiar y obedecer, porque no hay otra manera de estar feliz en Jesús, sino confiar y obedecer”.
Oración:
Padre amado, en el año 2024, como siempre, tú examinarás mi corazón y probarás mis pensamientos para descubrir cualquier camino de perversidad que haya en mí. Ayúdame a tener un año de más victorias, menos pecado, y más confianza en ti. Y guíame en el Camino Eterno por medio de tu bendito Espíritu, por amor a Jesús; y te daré a ti toda la gloria. Amén.
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