EL GRAN RECICLAJE

 

“He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apoc. 21:5).
 
Lectura: Apoc. 21:1-7.
 
            Hola, niños. ¿Verdad que vuestra madre hace reciclaje? ¿Dónde pone las botellas de plástico? ¿Y las de cristal? Pues, esta es una historia de un hombre que reciclaba todo: reciclaba plástico, porcelana, cristal, vidrio, metales, collares y pulseras rotas, madera, ¡y aun trozos de plantas que encontraba en la calle! Este hombre llevaba todo lo roto a un lugar desconocido y apartado, donde lo trabajaba y lo restauraba. Todo salía mejor que nuevo. Y para todo encontraba un uso. Esto es lo que decía le gente, pero nadie había visto su lugar de trabajo. La gente preguntaba: ¿Dónde lleva toda esta basura? Este hombre recoge cosas que no sirven para nada. Otros decían “Es un gran artista. ¿Por qué dejó el arte para ser basurero?”. Todos los días veían como pasaba su camión de basura llena de trastos rotos.
 
            Un día este hombre envió un autocar a este pueblo con una invitación: “Todo el mundo que quiera ver el resultado de mi trabajo está invitado a ir de excursión para ver mi gran obra. El autocar sale a las 10h.”. Algunos del pueblo decían: “¿Para qué querría ir a ver un montón de basura?”, pero otros tenían curiosidad y se presentaban a la hora señalada con mucha ilusión. Uno decía, “¡A ver esta obra de arte!”. Arrancó el autocar abarrotado de gente: madres, niños, viejos, ricos y pobres, e iba saliendo del pueblo. Se metió en carretera y cogió velocidad, yendo cada vez más lejos. Pasó por muchos pueblos, un tramo largo de desierto, y, de repente se veían árboles. Finalmente llegaron a una zona ajardinada con plantas preciosas. El autocar paró y aparcó al lado de un camino peatonal con árboles por ambos lados ¡que conducía a un gran palacio que brillaba con el sol! Estaba hecho de piedras preciosas, lleno de ventanas, y tenía un gran portal de madera noble abierto de par en par. Esto es lo que el gran artista había hecho con toda la basura que llevaba años recogiendo. ¡Un palacio en medio de un paraíso! 
 
Entraban los niños despacio, boquiabiertos, mirándolo todo. Veían tapices y cuadros hermosos en las paredes, muebles artesanales, espejos decorados con oro, lámparas de cristal, candelabros, alfombras de diseño, y, al final de un largo pasillo, un salón de juguetes, todos restaurados ¡y mejores que nuevos! El Artista todo lo hacía mejor que nuevo, incluyendo a la gente restaurada y hecha nueva que salía del palacio para recibir a los invitados. Eran hermosos, estaban felices, sonrientes y llenos de vitalidad. Dijeron: “El Dueño ha preparado un gran banquete para vosotros y estamos aquí para serviros”. Unos sacaban mesas de mármol y las colocaban en el césped. Otros sacaban bandejas de quesos y tortillas, y panes, y frutas, y pasteles, y flanes, y helados. “Todo esto es para vosotros. Y después vamos a la reserva de animales. Hay leones y elefantes, y jirafas, y osos, y monos, todos domesticados, ¡y los niños pueden montar los leones y ver cómo corren!”.
 
¡Fue un día magnífico! En el autocar de vuelta unos decían: “¡Hay que ver! Asombroso lo que el Artista ha podido hacer con toda esta basura”. Otro dijo: “Ni idea que todo esto nos estaba esperando”. Y un niño dijo: “Me gustaría ir a vivir allí siempre”. Su madre le dijo: “Creo que sé cómo puedes hacerlo. Te lo explico”.         

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