“Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres” (Romanos 14:1, 2).
Pablo identifica al legalista como el débil en la fe. Es una persona limitada, controlada por sus normas, y, muchas veces, interesada en imponer sus normas sobre otros. Juzga. Piensa que todo el mundo que no piensa como él está equivocado, y que está pecando. Discute y crea divisiones. Solo se identifica con los que comparten su lista de normas. Para él, estos son los espirituales y los demás son sospechosos, y a ver si realmente son cristianos. En este capítulo la discusión versa sobre lo que se puede comer y lo que no, pero los mismos principios se aplican sobre la vestimenta de la mujer, su pelo, cómo educar a los hijos, la Mesa del Señor, el bautismo, el papel de la mujer en la iglesia, el gobierno de la iglesia, la elección, la seguridad de la salvación, el milenio, la gran tribulación, etc., etc. El débil es el que es dogmático, cree que tiene razón y que todos los demás están equivocados. Solo acepta a los que piensan como él.
En cuanto a los que no piensan como nuestra iglesia en estas cuestiones de segunda importancia, Pablo dice que los recibamos: “Recibid al débil en la fe”. No tenemos que excluir al vegetariano, ni a gente de iglesias muy estrictas, o muy modernas, ni al que tiene una escatología diferente que la nuestra. Si son hermanos en la fe, aunque sean débiles en la fe, hemos de recibirlos. Si quieren discutir, no entremos en discusiones. Hay personas que creen en el bautismo de bebés que son mejores creyentes que nosotros. Dios irá enseñando a sus hijos, a cada uno de nosotros, en cuanto a cosas que no tenemos claras. En cuanto a nuestras posturas, hay cuatro posibilidades: yo tengo razón, el otro tiene razón, los dos tenemos razón, ninguno de los dos tenemos razón. Con esta regla de tres, ¡tengo un alto porcentaje de posibilidades de estar equivocada! Mantengamos un poco de humildad.
En cuanto a personas que causen divisiones, Pablo dice esto: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habléis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17). Estos son los que no respetan la doctrina de Pablo en cuanto a lo básico: la inspiración de la Escrituras, la salvación en Cristo, la perdición del que rechaza al Evangelio, la santificación por obra del Espíritu Santo, el juicio final, el Cielo y el infierno. Hemos de fijarnos en los que causan divisiones y conflictos a los hermanos en la fe. A estos los tenemos que evitar. Con los demás hemos de asociarnos, dando gracias a Dios por ellos, y teniendo comunión con ellos para nuestra edificación mutua. No somos inquisidores, sino hijos amados de Dios; aceptamos a todos los que Dios ha aceptado y los tratamos como hermanos en la fe: “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (14:19). Amén.
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