“Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:7, 8).
Lectura: Mateo 24:9-13.
El Señor Jesús da una lista impresionante de todas las cosas que los creyentes pueden esperar antes del fin, cosas que están ocurriendo ahora: guerras, enfermedades, hambres, terremotos, persecución, falsos profetas, un incremento en la maldad, el amor enfriándose dentro de la iglesia y unos entregando a otros a las autoridades. Será muy difícil; “mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (24:13). El Señor te sostendrá, por un lado, y has de resistirlo, por otro. La pregunta, entonces, es la siguiente: ¿cómo podemos prepararnos para resistir todo esto?
Para estar preparados no debemos entretener falsas esperanzas. Una falsa esperanza es: “No me va a pasar a mí, por lo tanto, no tengo que preocuparme de todas estas cosas, porque vendrá el rapto que me sacará de este mundo antes de que el sufrimiento me venga a mí”. ¡Díselo a un creyente en el norte de Nigeria cuya iglesia ha sido quemada, su familia matada y él se encuentra en una prisión oscura sin medicamentos o comida! No sabemos cuánto sufrimiento vamos a pasar antes del rapto. Millones de cristianos en todo el mundo ya están pasando lo indecible. No abrigues falsas esperanzas de que esto no te va a pasar a ti. Hay que prepararse.
Otra falsa esperanza es que todos los que han profesado fe en algún momento son salvos y no hay que preocuparse por ellos. Tienes hijos que han dejado la iglesia y están viviendo vidas plenamente mundanas, pero tú estás tranquila porque crees que todo aquel que haya profesado fe será salvo. Vamos a mirar algunos textos al respecto:
- “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mat. 10:22). No es el que empieza la carrera de la fe, sino el que la finaliza el que será salvo.
- “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Heb. 12:14). Sin santidad nadie será salvo.
- “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Ef. 5:5, 6). Nadie viviendo en inmoralidad será salvo.
- “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Solo serán salvos los que hacen la voluntad de Dios.
- “Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta” (Stgo. 2:20). Las obras son la evidencia de que la fe es genuina.
- “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es del él” (Romanos 8:9). La evidencia de tener el Espíritu Santo es una vida vivida en el Espíritu, y no en la carne.
- “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis” (Romanos 8:13). El que vive en la carne, siguiendo la corriente de este mundo, no es salvo.
No te dejes engañar. Si tus hijos no viven la vida cristiana, ora por ellos, evangelízalos y reclama las promesas de Dios para ellos hasta verlos sanos y salvos en el redil.
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