“Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraban, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén” (Lucas 9:28-31).
Lectura: Lucas 9: 32-36.
Esta historia singular nos revela mucho, y, a la vez, levanta muchas preguntas, para muchas de las cuales no tenemos la respuesta. Es una escena en la que el Cielo y la tierra se encuentran, la eternidad y el tiempo, personas de este mundo y personas del otro. 1 Corintios 13:9-12 dice: “En parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará… Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. Ahora estamos en la orilla y un océano se extiende delante de nosotros. Cuanto no conocemos se evidencia en este pasaje. Por ejemplo:
- ¿De dónde, concretamente, vinieron Moisés y Elías?
- ¿Cómo consiguieron un cuerpo de resurrección si la resurrección es futura?
- ¿Cuándo lo consiguieron?
- ¿Tuvieron que dejarlo después de este episodio?
- ¿Cómo sabían lo que le iba a pasar a Jesús en Jerusalén después de la crucifixión?
- ¿Por qué los envió Dios?
- ¿Habían visto a Jesús antes de venir al Monte de la Transfiguración?
- Si lo habían visto, ¿en qué forma?
- ¿Habían estado con Él antes de que Él viniese a este mundo?
- ¿La eternidad es la prolongación del tiempo, o el tiempo es un pequeño punto en medio de la enormidad de la eternidad?
- Si la eternidad rodea el tiempo; ¿las personas en la eternidad saben todo lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en el tiempo?
- ¿En la eternidad hay un orden en los eventos, un antes y un después, o todo es un eterno presente?
- Si no hay tiempo en la eternidad, ¿a qué esperan las personas que nos han precedido?
- ¿Se puede esperar si no hay tiempo?
Dios sólo nos ha revelado lo que es menester que sepamos. Y aun este poquito nos ocupará toda la vida para poder comprenderlo aun superficialmente. Esto nos deja humildes, sabiendo que estamos muy limitados. No podemos dogmatizar sobre cosas que Dios no ha tenido a bien revelarnos con toda claridad. Andamos con pies de plomo en terreno desconocido. Vivimos por fe. Solo lo que sabemos de Dios es suficiente para confiar en Él y amarlo y servirlo todos los días de nuestra vida. Esta es la empresa que nos ocupa ahora. Del más allá para el creyente, solo sabemos que supera todo lo que podríamos imaginar.
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