“Hermanos, todo lo que es verdadero… en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Lectura: Fil. 4:4-9.
¿Hay algún motivo por el cual tu vida no está llena de gozo? Vamos a tomar un momento para dirigirnos a los que sufren por remordimientos acerca de decisiones que han tomado que han marcado sus vidas. Estás tú sufriendo por una mala decisión que crees que ha arruinado tu vida. El resultado de esta decisión ha sido una continua fuente de tristeza en tu vida. No ha conducido a la bendición que anticipabas. Piensas que Dios te está castigando, o que te ha puesto a un lado y está usando a otros para llevar a cabo sus propósitos. Crees que has fallado a Dios, que eres culpable, que tu vida es un gran fracaso, un desastre, y cada vez que piensas en el tema te hundes. No ves ninguna escapatoria a la situación en que te encuentras ahora, porque no se puede deshacer el pasado. Crees que has elegido un camino que no ha sido la voluntad de Dios para tu vida y que ahora, a estas alturas, no es posible pasar del camino en que estás al camino en que debes estar. Crees que has perdido la voluntad de Dios para siempre y que no hay nada que hacer.
Si esto es lo que crees, es lógico que estés triste. Pensando estas cosas no puedes estar de otra manera. Con el tiempo esto se puede convertir en una obsesión neurótica o en una depresión. Pero de esto se puede salir. No hay ninguna cosa que Dios no pueda resolver.
Vamos a retroceder un momento. ¿Tomaste esta decisión siendo creyente en deliberada desobediencia a la Palabra de Dios? No. Creías que estabas en su voluntad, pero, juzgando por el resultado, ahora crees que cometiste un gran fallo, que eres responsable y te sientes culpable por tu desgracia. Las personas que más sufren con estos pensamientos son creyentes que aman al Señor y quieren agradarlo y ahora piensan que no les será posible hacerlo nunca más, hagan lo que hagan. Su sufrimiento es angustiante. Sus vidas no son felices y el gozo del Señor los elude.
¿Sabes que hay pensamientos que nos torturan que vienen directamente de Satanás para destruirnos? Estos pensamientos caen en esta categoría. Los de los amigos de Job también caen en esta categoría. Cualquier pensamiento que te hunde, que hace que Dios parece lejos, que te hace pensar que tu pecado no tiene perdón, que te acusa de pecar cuando no has pecado, o que te hace sentir responsable por el pecado de otros viene del enemigo para quitarte tu gozo. Lo que te pasa a ti no es tu culpa. No. No eres culpable. No tienes ningún pecado que confesar. Por esto Dios no te perdona, porque no hay nada que perdonar. Tu sufrimiento no viene por tu situación, sino por estos pensamientos que tienes. Deja de pensar de esta manera, y dejarás de sufrir. Tus circunstancias no cambiarán, pero Dios estará cerca para ayudarte a superarlas. Ahora la sensación de culpa te separa de Él. Rechaza esta culpa que no te corresponde, y se levantará la pared que te separa de Dios y entrará su luz que cambiará el ambiente en que te mueves y sentirás el gozo de su presencia. Tus penas son la voluntad de Dios para ti y Su gracia será suficiente para soportarlas. Serás una vencedora en su poder. Esta es la verdad.
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