EL EVANGELIO PARA NIÑOS

  

        En el principio Dios hizo los cielos y la tierra, e hizo al hombre y lo puso en un hermoso jardín. Venía a visitarlos, a él y a su esposa, todos los días porque los amaba y quería ser su Amigo. Pero el hombre no quiso obedecer a Dios, como a veces los niños no quieren obedecer a sus padres, y se manchó y se puso sucio por dentro. No había forma de limpiar esta suciedad. No hay jabón que limpie el corazón. El corazón solo se limpia con sangre, porque el pecado es muy grave. Dios les enseñó que la forma de limpiar esta suciedad era la de sacrificar un animal y usar su sangre para limpiar el pecado. Pero un animal no vale lo mismo que una persona. Ni miles de animales podían limpiar el pecado. Hacía falta una sangre que valía mucho más. Un hombre puede morir por un hombre, pero no puede cubrir más que uno. Pero si su sangre está sucia por tener pecado, no vale. Entonces hacía falta un hombre limpio de pecado con una sangre especial que valía tanto como la sangre de todos los hombres del mundo. ¿Y quién tiene sangre que vale tanto como toda la gente de África, toda la gente de Sudamérica, toda la gente de Asía, toda la gente de la India y toda la gente de España? ¿Quién? Nadie. Solo Dios. Pero Dios no tiene sangre, porque Dios es Espíritu. Entonces Dios se convirtió en hombre con sangre humana para cubrir el pecado de todos. Este hombre se llama Jesús. Su sangre vale más que el universo, porque es la sangre de Dios. Y esta sangre puede limpiar el corazón de todos los hombres del planeta.
 
            Este nuevo hombre vino al mundo. Vivió sin pecar y murió. Lo mataron. Mataron al hombre que llevaba la sangre de Dios. Cuando murió salió su sangre por todas partes. ¿Pero sabes una cosa que sus asesinos no sabían? La muerte solo puede coger a personas con el corazón sucio. Un hombre perfecto que nunca ha hecho nada malo puede escapar de la muerte. La muerte no tiene poder sobre él. Así que Jesús se escapó de la muerte, resucitó, ¡volvió a estar vivo! Y no solo se salvó a sí mismo de la muerte, ¡hizo una salida de la muerte que pueden usar todos los que creen en Él! Eso es. Jesús limpió los corazones de todos los hombres que creen en Él e hizo una salida de la muerte para ellos. Después se fue al cielo, como un cohete, ¡y abrió el cielo para todos los que creen en Él! ¿Sabías que el cielo es más bonito que el maravilloso jardín donde Dios puso el hombre en el principio? Es el país donde van todas las personas con corazones limpios. Allí nadie hace daño a nadie. Todos se aman. Y allí está este hombre con la sangre que vale más que todos los imperios de este mundo y es Amigo de todos los que viven en este país.
 
            ¿Tú quieres ser su amigo? ¿Sabes lo que tienes que hacer? Tienes que conseguir un corazón limpio. ¿Esto cómo se hace? Pide a Jesús que limpie tu corazón con su valiosa sangre y te lo hará, porque quiere que tú seas su amigo y que vivas con Él en su país para siempre.
 
El fin.
 
Lecturas: Genesis 1:1, 27; 2:8; 3:9-12; Juan 1:1, 14; 3:16, 17; 14:2; 1 Pedro 1:18-21; 1 Juan 1:7-10; Apoc. 1:5; Apoc. 22:1-5.   

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