COMUNIÓN CON EL HERMANO

“Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (Juan 1:7).
 
Lectura: 1 Juan 1:5-10.
 
            La primera cosa que nos llama la atención de este versículo es que, si estamos andando en luz, todavía necesitamos la sangre de Cristo para ir limpiándonos de todo pecado, porque nunca vamos a ser perfectos. Siempre hay pecado que ignoramos, y puede ser muy gordo, pero simplemente no lo vemos. Dios mira nuestro corazón. Podemos tener el corazón bien con Dios, aunque no nos damos cuenta del mucho pecado que todavía hay en nosotros. Pero este pecado está cubierto por la sangre de Cristo en este momento, y cuando Dios quiere tratarlo, nos lo mostrará. Por lo general, hasta el punto de que entendemos, estamos andando en luz, y esto permite que tengamos comunión con los hermanos que también están andando en luz.
 
Si uno es hermano, pero no está andando en luz en este momento, no podemos tener comunión con él, porque la comunión se tiene en la luz. Es el único sitio donde hay comunión. Si la otra persona tiene la misma doctrina que nosotros, pero no está en comunión con Dios en este momento, no hay comunión entre nosotros. Si estamos con una actitud crítica, molestos, irritados, de mal humor, enfadados, con dudas, preocupaciones, ansiedades, rencor, si guardamos odio en el corazón, descalificaciones, si estamos en un estado de nervios, no podemos tener comunión con nadie.
 
Por ejemplo, si tu iglesia se ha dividido y hay mala relación con los del otro bando, pero tú los has perdonado y estás trabajando para conseguir la paz, y alguien del otro bando también lo está haciendo, puedes tener comunión con él. Pero si alguien de tu bando está en un plan crítico hacia los otros, tú no puedes tener comunión con él. La comunión no es una cuestión doctrinal, ni denominacional, tiene que ver con la actitud del corazón. Si la tuya es correcta, puedes tener comunión con cualquier creyente de cualquier denominación. Si no es correcta, no tienes comunión con nadie, ni contigo mismo, ni con el Espíritu Santo que está en ti, ni con Dios. Tu doctrina está bien, pero tu corazón está mal, y, por lo tanto, no es posible la comunión con nadie hasta que no ajustes tu corazón delante de Dios.
 
La luz es el lugar donde personas imperfectas podemos tener comunión los unos con los otros. Vivir en luz es vivir en el Espíritu, en obediencia a Dios, en santidad, en amor para con todos, en la Palabra y con fe y esperanza. Siempre que vemos un pecado, lo confesamos y seguimos andando en luz. Este es el deseo de nuestro corazón, el de permanecer en este lugar, a pesar de lo que está pasando a nuestro alrededor. Allí estamos bien, muy bien, y tenemos paz.

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