“Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando” (Marcos 10:46).
Lectura: Marcos 10:46-52.
Preguntas de estudio bíblico: Bartimeo (Marcos 10:46-52).
Vamos a meditar en esta conocida historia por medio de preguntas que nos obligan a pensar. Se puede hacer individualmente, o en grupo. Hay que pensar, y pensar. La primera respuesta puede ser cierta, pero superficial. Hay que excavar.
- Al principio de la historia, ¿qué creía Bartimeo acerca de Jesús?
- ¿Por qué no se acercó a Él?
- ¿Qué cambio ves en la multitud? (v. 48 y v. 49). ¿Por qué?
- ¿Por qué le hizo Jesús esta pregunta obvia al ciego?
- ¿Cómo se salvó?
- ¿Quién es la primera persona a la que él vio? ¿Qué vio? ¿Cómo describirías la cara que lo estaba mirando?
- ¿Cómo evidenció ser salvo?
- ¿A dónde lo siguió? ¿Qué vio allí? ¿Cómo se habría sentido?
- ¿Qué pasó después?
- ¿Por qué nos dice cómo se llamaba su padre?
Después de toda esta meditación me di cuenta de lo más obvio de la historia de Bartimeo: que él encontró al Señor debido a su ceguera. Si no hubiese tenido este azote no habría tenido la necesidad apremiante de encontrar al Señor. Su ceguera fue el medio que Dios usó para su salvación.
Lo mismo se puede decir de todos nuestros problemas, sobre todo, de los que no tienen solución humana. Clamamos a Dios con todo nuestro ser, como hizo este hombre, y la respuesta es que encontramos al Señor de una forma insospechada. La bendición es tan grande que supera el problema inicial. Terminamos dando gracias a Dios por haber tenido este problema tan angustiante, porque ha conducido a nuestra salvación, y si ya somos salvos, a nuestra santificación. Encontramos al Señor de una manera en que nunca lo habríamos encontrado si no hubiésemos tenido esta aflicción. Gracias a Dios por las penas que nos llevan a Jesús. Es por eso por lo que Dios las ha permitido en nuestras vidas, para llegar a Él, y si ya somos salvos, para conseguir más intimidad con Él.
Copyright © 2023 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved. |