“Al ver él (Juan Bautista) que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, le decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, …Ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego…Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:7-12).
Lectura: Mateo 3:7-12.
Muchos de nosotros pensamos que los profetas están para darnos una línea del tempo para que podamos saber el orden de las cosas que van a ocurrir en los últimos tiempos, pero tenemos que recordar que los fariseos y maestros de la ley que hicieron esto mismo en el Antiguo Testamento no acertaron. Confundieron la primera venida del Mesías con la segunda y, por lo tanto, no reconocieron al Mesías cuando vino, porque Jesús no encajó con su interpretación de las Escrituras. Algunos de ellos eran sinceros estudiantes de las Escrituras, como Juan el Bautista, pero su confusión le causó mucho sufrimiento espiritual. Juan pensaba que la venida de Jesús terminaría con el Día del Juicio (Mat. 3:12). Si los que nos precedieron no supieron ordenar todas las profecías cronológicamente, ¿por qué pensamos que nosotros, sí?
Una segunda consideración es que cuando hablamos de las últimas cosas, debemos tener en cuenta que estamos hablando del orden de cosas en la eternidad, de cuándo va a ocurrir según qué cosa, y que ¡la eternidad no tiene tiempo, y, por lo tanto, no tiene cronología! Si nosotros estamos esperando cierto orden de eventos, y resulta que las cosas no ocurren según nuestra interpretación de las profecías, corremos el riesgo de caer en grande confusión y sufrimiento espiritual como Juan el Bautista (Mat. 11:3).
El propósito de los profetas no es para satisfacer nuestra curiosidad escatológica. ¡Los mismos profetas querían saber cuándo lo que predecían iba a ocurrir! ¿Entonces para qué sirven los profetas? Para muchas cosas. Para mirar atrás y ver cómo Jesús cumplía las profecías. El único que entendía el orden de cosas era Él, y lo hizo con la revelación del Padre y la dirección del Espíritu Santo. Entonces es para maravillarnos y admirar a Jesús aún más y darnos cuenta de que Él acertó cuando nadie más lo hizo, y esto, no como Dios, sino como Dios hecho hombre. Su vida de fe nos deja pasmados. Nos lleva a adorarlo y adorarlo aún más.
Otro propósito de los profetas es darnos esperanza. Por sus escritos sabemos qué cosas maravillosas nos están esperando. Dieron esperanza a nuestros antepasados en la fe y también a nosotros con sus promesas: “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia…El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz…Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su impero y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Is. 9:1-7).
Los escritos de los profetas sirven para ayudarnos a entender los sufrimientos de Jesús. Los Evangelios nos hablan de lo que dijo e hizo, mientras que los profetas nos hablan de sus sentimientos. Jesús oraba desde la Cruz: “Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; delante de ti están todos mis adversarios. El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado… Me pusieron además hiel por comida y en mi sed me dieron a beber vinagre” (Salmo 69:19-21). Conocemos mucho más a Jesús y de su vida interior, por medio de los profetas.
Copyright © 2023 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.