“Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre. Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad” (Salmo 45:1-3).
Lectura: Salmo 45:4, 5.
Continuaremos con los salmos mesiánicos:
· Vemos que el Mesías es del todo codiciable, es hermoso y reinará eternamente: “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros: mirra, áloe y casia exhalen todos tus vestidos; desde palacios de marfil te recrean” (Salmo 45:6-8 con Daniel 7:13, 14).
· Vemos que el Mesías sería odiado sin motivo: “Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa” (Salmo 69:4 con Lu. 13:22).
· Vemos que el Mesías sería traicionado por uno al que Él amaba: “En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba. Me devuelven mal por bien, y odio por amor. Pon sobre él al impío y Satanás esté a su diestra. Cuando fuere juzgado, salga culpable; y su oración sea para pecado. Sean sus días pocos; tome otro su oficio” (Salmo 109:4-8 con Hechos 1:20).
· Vemos que el Mesías sería el Señor, sentado a la diestra del Padre: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo 110:1 con 1 Pedro 3:21, 22).
· Vemos que el Mesías sería rey y sacerdote según el orden de Melquisedec: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Salmo 110:4 con Heb. 6:17-20).
· Vemos que el Mesías sería rechazado por los judíos, pero que Dios edificaría su templo y su reino sobre Él: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo” (Salmo 118:22 con Mateo 21:42, 43 y 1 Pedro 2:7).
La revelación del Mesías en los Salmos nos deja traspuestos a causa de la eternidad de Dios. Vemos su eterno amor por su Hijo. Y nos conmueve la hermosura del carácter del Hijo, su amor, su oración, y la profundidad de su sufrimiento. La única persona que puede cumplir todo esto es el Señor Jesús. En estos salmos vemos su eterna gloria, su humillación, y su justa exaltación a la diestra de Dios en las alturas.
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