FRUTO ASEGURADO

“Dios da el crecimiento” (1 Corintios 3:7).

Lectura: 1 Corintios 3:6-9.
             Con la parábola de la higuera (Lucas 13:6-9), el Señor nos está diciendo que no perdamos la esperanza de ver fruto para salvación en aquel “árbol” (familiar o amigo) por el cual tenemos una carga grande. El “árbol” tuvo su segunda oportunidad. Ahora, ¿quién es el “Viñador” por excelencia? ¿Quién es el “Intercesor” más intercesor que todos los demás? ¿No es nuestro bendito Señor Jesucristo? Él es el que ruega al Padre que no destruya la plantación de sus manos. Él es el que trabaja esta plantación para que dé su fruto y nosotros somos colaboradores juntamente con Él. Él es el jefe y nosotros somos sus obreros, sus siervos. El jefe se hace responsable del resultado final y el siervo colabora.

            Estamos trabajando juntamente con Dios y es por eso por lo que nuestro trabajo va a llevar fruto. “Nosotros somos colaboradores de Dios”. “Dios da el crecimiento” (1 Corintios 3:9 y 7). Deja que esta palabra profundice en ti hasta que la certeza de que veremos fruto llene tu corazón, que nuestro trabajo en el Señor no es en vano, que estamos trabajando con Dios, que Dios está trabajando y su trabajo siempre lleva fruto. 

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).

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