“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (Lucas 15:4).
Lectura: Lucas 15:3-7.
¡La oveja que se pierde es un creyente! Pertenece al rebaño del buen Pastor. Hasta ahora hemos estado pensando en la oveja perdida como un familiar que amamos que está lejos del rebaño de Dios, pero esta oveja también eres tú y soy yo cuando nos extraviamos y perdemos nuestro lugar de permanencia en Cristo, cuando ya no permanecemos en su amor. No nos hemos extraviado visiblemente, o doctrinalmente, o físicamente, pero ha cesado la canción en nuestro corazón, estamos con dudas dañinas, quejas contra Dios, dudas en cuanto a su providencia, rechazo de nuestros hermanos, amargura, y se ha ido nuestro gozo en el Señor; nos hemos metido en la cueva del león. Sabemos que hay una nube entre nosotros y el Señor. No tenemos ganas de adorarlo. Estamos en confusión espiritual. Las antiguas culpas han vuelto. Estamos mal.
Cuando nos encontramos en este estado, el Pastor lo detecta y nos va a buscar. Él quiere que estemos bien con las otras ovejas del redil. Quiere que estemos contentos con nuestro Pastor, confiando en Él y siguiéndolo. Quiere que bebamos de las aguas frescas de su Espíritu y comamos de Él mismo. Si estamos andando por el valle de la sombra de muerte, quiere que estemos bien apegados a Él. No hay circunstancia de la vida que nos pueda apartar de Él, pero sí que actitudes de nuestro propio corazón lo pueden hacer.
Cuando esto ocurre, el buen Pastor que nos ama entrañablemente nos va a buscar. Tiene muchas maneras de hacerlo. Puede ser por las ministraciones de un hermano, por un mensaje de la Palabra que oímos, por las oraciones de un amigo que ve cómo estamos, por una bendición especial que nos cae encima, o por una palabra de corrección, una bendición inesperada, un versículo de la Biblia, un himno o una música, o por medio de un niño. El Señor nunca está sin recursos para buscar a su oveja amada.
Lo que quiere es que estemos felices en su presencia, confiados en medio de todos los problemas que tenemos, oyendo se voz, gozosos en Él, cantando en nuestro corazón y dándole gracias espontáneamente. Cuando esto no se da, nos sale a buscar. Y no desiste hasta que no estemos otra vez felices en el redil y confiados en su cuidado, porque nos ama y disfruta de la comunión con nosotros. Tenemos un Pastor que no se contenta con que tengamos una buena doctrina; nos quiere cerca de Él, y cuando no lo estamos nos busca. Este es el amor que nos tiene.
Copyright © 2023 Devocionales Margarita Burt, All rights reserved.