PREOCUPACIÓN Y TESORO

“Para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mat. 6:4)
 
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público (Mat. 6:6).
 
“Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público (Mat. 6:17, 18).         
 
            Esta recompensa es el tesoro que tendremos cuando lleguemos al Cielo. Haciendo el bien con la correcta motivación es la manera de almacenar tesoro en el cielo. Jesús está diciendo que nuestro dar a otros y nuestro orar al Padre van a tener su recompensa si no lo hacemos para impresionar a otros. ¿Cuánto dinero hemos dado a otros? Este dinero ya está en el banco del cielo esperando a que lleguemos para sacarlo. Si oramos para conseguir respuesta a nuestras peticiones y no vienen, nos frustramos, pero si oramos para tener tesoro en el Cielo, esto no falla, porque nuestro Padre que ve en lo secreto se da cuenta, y nos recompensa. Cuando Pablo se convirtió, Dios dijo de él: “He aquí, él ora” (Hechos 9:9). Estaba orando y ayunando.
 
            Tenemos que poner nuestro tesoro donde queremos tener nuestro corazón, “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” ((6:21). Hemos de poner nuestro corazón en el tesoro que estamos guardando en el Cielo, no en el dinero que tenemos aquí. ¿Dónde está mi corazón? ¿Está en mis bienes materiales, o está en los bienes que tengo guardados en el Cielo? No dejes que tu dinero se convierta en tu tesoro. 
 
            Si tenemos muchas preocupaciones por cosas materiales, si nos quedamos sin dormir preocupados por problemas que tenemos con estas cosas, vamos mal. Jesús dijo: “Por tanto os digo: No os afanéis (no te preocupes) por vuestra vida”, y, “No os afanéis (no te preocupes) por el día de mañana” (6:25, 34). Un comentarista comparte que antes era una persona que se preocupaba mucho por cosas materiales, pero ahora no. Ha encontrado la solución. Entregó todo cuanto tenía al Señor. Ahora no tiene nada que perder, porque no tiene nada. Todo es del Señor. No lo aprendió en un momento, pero poco a poco, hasta que desapareció por completo su tendencia de preocuparse por cosas materiales. No tiene ataduras aquí en la tierra.
 
            ¿Mi casa es mi tesoro, o la he entregado al Señor? La persona libre puede decir: Ya no me preocupo por las cosas materiales, sino que se las he dado todas a Dios para que Él las use a su manera. Esta persona tiene su tesoro en el Cielo.

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