LAS MUJERES EN LA GUERRA

 

“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36).
 
Lectura: Juan 18:33-37.
 
            El reino de Jesús no es de este mundo, sin embargo, no cabe duda de que estamos en una gran guerra. Los musulmanes pelean hasta la muerte. Y nuestros hermanos resisten hasta la muerte. Los musulmanes sí que tienen su reino en este mundo y sus hombres luchan ferozmente. Los grupos más fanáticos arrasan con poblaciones enteras en países como Nigeria. Las mujeres musulmanas tienen su papel muy claro: tener hijos. Ellos siempre dicen que van a ganar esta guerra por la barriga de sus mujeres, y lo van consiguiendo, porque la mujer cristiana no ha comprendido que este es su papel también: tener hijos, aunque Pablo lo dice claramente: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. La mujer… se salvará engendrando hijos” (1 Tim. 2:8, 15). Los hombres oran, pero no pelean físicamente; las mujeres tienen hijos; y juntos ganamos a gente para Cristo. El papel de la mujer es vital. Dios quiere hijos para su reino, la iglesia necesita hombres y mujeres de Dios. El hogar cristiano es el lugar perfecto para criar soldados para Cristo, a hombres que lucharán para Él, llevando el evangelio a los fines de la tierra, y mujeres que crían hijos para incrementar sus fuerzas, armadas con el Evangelio de la paz.
 
Soy yo un soldado de Jesús,
Mi Rey es el Señor.
¿Y temeré llevar su cruz
Sufriendo por su amor? 
 
Yo hablaré por mi Señor,
Y confesaré mi fe;
Su Espíritu me ayudará;
Yo testificaré.
 
Lucharon otros por la fe;
¿Cobarde yo he de ser?
Por mi Señor pelearé,
Confiando en su poder.
 
Es menester que sea fiel,
Que nunca vuelva atrás,
Que siga siempre en pos de Él
Su gracia me dará.

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